Cambia, todo cambia

La lotería del voto

Más pronto que tarde se abrirán las grandes alamedas como ya está ocurriendo en Chile y en muchos otros lugares

Igual que le ocurre al escritor Manuel Rivas, las palabras de mis mayores, en este caso las de mi abuela Hortensia Peñarrocha, son referencia obligada cuando necesito recordar de dónde vengo y a dónde debo ir. Para alguien que desde su niñez sufrió el terror del fascismo patrio, un gobierno con la ultraderecha constituye una repetición trágica de una historia que no quiere volver a vivir. "¡El domingo que no falte ni un sólo voto en las urnas!" repite siempre que puede. Que así sea, Hortensia, esta columna va por ti, por nuestro país y por ese pueblo que resistió al fascismo hasta las últimas consecuencias, incluyendo 4 décadas de odio y venganza y otras 4 de desmemoria.

Lamentablemente cada vez que se abren los colegios electorales tenemos la extraña sensación de estar jugando a la lotería. Aunque la democracia debería estar muy asentada, no es poca la gente molesta por tener que votar 4 veces en 4 años cuando desde hace meses podríamos tener un gobierno trabajando para mejorar nuestras vidas. Quizás alguien piense que los partidos progresistas no merecen que les votemos, sin embargo, menos nos merecemos nosotros, y todavía menos nosotras, un gobierno con la ultraderecha. Así que no nos dejemos engañar y aun sabiendo que algunos partidos juegan con nuestro futuro, evitemos jugar a la ruleta rusa como pueblo no vaya a ser que acabemos con un tiro en la sien.

¿Que cómo lo hacemos?, pues no votando a quienes blanquean el fascismo y llenando las urnas con votos para el resto de partidos. Pero tal y como está el patio (del Congreso)… ¿a quiénes votamos?, pues que cada cual tome sus decisiones en conciencia o leyendo los programas que claro está debería ser lo más razonable. Y si resulta que no nos convence ninguno, ¿tenemos que ponernos una pinza en la nariz para votar?, pues quizás sea la forma más común de sobrellevar esta situación aunque también se puede alejar el hedor que producen algunos partidos (sobre todo sus arribistas) utilizando un método bastante ingenioso: se seleccionan las papeletas de los partidos que tendríamos que votar para evitar la ruleta rusa, y después introducimos al azar una y sólo una de ellas en el sobre. Existe la posibilidad de hacerlo sin saber cuál es la papeleta por si hay quienes prefieran no recordarlo. Ciertamente se trata de un método extremo, pero se puede considerar algo temporal pues desde el 15-M nuestro país es otro y más pronto que tarde se abrirán las grandes alamedas como ya está ocurriendo en Chile y en muchos otros lugares.

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