Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Ellos y sus mariachis

JUAN García Montero, responsable político de la televisión municipal TG7, ha exigido la clausura de dos teles locales de tendencia pro socialista, Azul TV y Maracena Televisión. Reclama el cierre de ambas porque no tienen licencia de emisión. Y de camino (o por añadidura) para eliminar de un expeditivo golpe a la competencia del área metropolitana y para neutralizar dos canales de propaganda socialista a unos meses sólo de las elecciones municipales. Nada que reprochar a la jugada de García Montero. Si una y otra tele carecen de licencia y ocupan un espacio que no les corresponde, fuera. Los políticos beneficiados por la publicidad lamentarán el cierre, pero estoy seguro de que ningún espectador se quemará a lo bonzo por la desaparición. A mi juicio las televisiones locales sufragadas por dinero público son unos juguetes caros sin otra finalidad que hacer de botafumeiro de los alcaldes y concejales. Yo dudo incluso de que sirvan realmente para esos fines proselitistas, porque a ver ¿qué espectador es capaz de soportar el suspense de un alcalde paseando bajo palio y dando la bendición a los nuevos boquetes? Creo sinceramente que hasta las echadoras de cartas tetudas que toman por la noche las televisiones son más atractivas.

O que un alcalde rodeado de mariachis interpretando un corrido. No exagero. El otro día me encontré de improviso con un vídeo procedente del programa que presenta el alcalde de Jun. José Antonio Rodríguez Salas, en Azul Televisión perpetrando con toda la seriedad del mundo una canción rodeado de media docena de mariachis gordos y con caras de circunstancia. Y luego nos reímos de Hugo Chávez y sus delirantes apariciones televisivas. Hay que tener mucha vanidad y un escasísimo sentido del ridículo para confundir la acción política con el escenario. ¿Cuántos votos cree que va a arrancar (o perder) el alcalde de Jun a fuerza de cantos desafinados?

Hablando de cantos. Andan los socialistas de Granada muy satisfechos con esa especie de himno que le han endosado al pobre de Francisco Cuenca en su particular subida del Monte Carmelo. Se trata de Sonrisa, una cancioncilla blandengue de Ana Torroja, más propia de una discoteca en horario de tarde (cuando sólo está autorizado el refresco de mora sin alcohol) que de un mitin político. Algunos exégetas, presas del entusiasmo, ven en el empalagoso estribillo ("tengo una sonrisa para regalarte / tengo mil cartas de amor y tengo / todo el tiempo que perdí sin ver el sol") una anticipación del triunfo de Cuenca. ¡Qué imaginación más perversa! Yo creo que la letra hay interpretarla más bien a la luz del último episodio biográfico de la Torroja: cuando en junio del año pasado fue acusada formalmente por la Agencia Tributaria de evasión de capitales. ¡Todo el tiempo que perdió sin ver el sol!

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