Crónica Personal

No nos lo merecemos

No merecemos a Sánchez, un presidente que cambió los estatutos de su partido para perpetuarse en el poder

Ha ganado las elecciones, no lo discute nadie, pero con un pírrico resultado, inferior a los anteriores. Ha ganado y tiene derecho a intentar formar Gobierno, pero la forma en la que está decidido a convertirse en presidente es una ignominia. También Pablo Casado tiene derecho a no cooperar para convertirlo en presidente, aunque quizá habría tenido mejor papel si hubiera propuesto una abstención condicionada y siempre que Sánchez no formara coalición con Podemos.

No merecemos un presidente que no tiene palabra, que no sólo engaña a sus votantes, sino también a sí mismo, aunque a lo mejor ya mentía cuando renegaba públicamente de la posibilidad de gobernar con Podemos e independentistas. No merecemos un presidente que cambió los estatutos de su partido para perpetuarse en el poder, maniobras que son habituales en personajes que no respetan las reglas de la democracia. No merecemos un presidente que fuerza a don Felipe a designarlo candidato -la Constitución limita extremadamente las funciones del Rey- cuando ni él mismo sabe qué va a pactar con los independentistas, algo preocupante porque conociendo ERC que Sánchez cede con facilidad es probable que vayan en sus exigencias mucho más allá de lo que tenían previsto al inicio de las negociaciones.

No merecen los socialistas que su secretario general se mueva al margen de lo que quieren sus dirigentes regionales, escandalizados ante los socios de Gobierno de Sánchez y temerosos de que sus desmanes afecten a los resultados de las elecciones autonómicas y municipales. Son multitud los socialistas que abominan del PSOE sanchista, pero se encuentran imposibilitados de frenarle.

No merecemos los españoles un presidente que pacta con partidos inconstitucionales que emplean métodos subversivos para alcanzar sus objetivos; un presidente que mete en el Gobierno a un partido con propuestas económicas que llevan al país a la quiebra; un partido además empecinado en algo tan superado como que hay que castigar a los ricos en favor de los pobres. No merecemos un presidente que utiliza lo público para sus intereses, un presidente que no tiene palabra, que utiliza el ataque al adversario cuando se encuentra cercado por acusaciones ciertas, que sólo ve corrupción en el campo ajeno y no en el propio, y que pregunta dónde está la pluma con la que firmar cuando dirigentes que pretenden romper España le ponen sobre la mesa el documento con las exigencias para convertirle en presidente.

Que haya ganado Sánchez las elecciones es una tragedia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios