La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Un mes con Juanma (I)

Reducción de altos cargos, mantenimiento de directivos de la etapa anterior y memoria histórica son hechos positivos

Con tan sólo un mes de vida no sería lógico ni ético ningún juicio sobre el Gobierno insólito de Juanma Moreno (y Juan Marín). No puede hacerse balance de una gestión que todavía casi no es ni aventurar cómo acabará siendo por los primeros indicios que deja su andadura unimesina. Diría que la nueva Junta de Andalucía no ha estado ni bien ni mal, sino todo lo contrario.

Entre las cosas que el bipartito PP-Cs ha hecho bien hay que destacar la moderada reducción de los altos cargos y directivos de consejerías y empresas públicas (13%) y de los asesores (17%), así como la eliminación de entes y consorcios inútiles o ineficientes, que nos ahorran unos cuantos millones de euros -pocos- y ponen en evidencia el exceso de grasa criado por la Administración autonómica durante treinta y seis años de monopolio del poder.

También han acertado los neogobernantes andaluces haciendo de la necesidad virtud en materia de selección de personal: las dificultades, sobre todo de Ciudadanos, para reclutar altos cargos por culpa de las dos erres vigentes en la política (baja remuneración y mala reputación), han terminado convirtiéndolas en oportunidad para profesionalizar la alta y media dirección de las consejerías, restándoles carácter partidista y condición de botín. Se enfrentaron a la falta de banquillo con generosidad y sentido común. El consejero de Economía, Rogelio Velasco -no militante él mismo- es un buen ejemplo de lo que digo: media docena de sus altos cargos ya lo eran en los gobiernos anteriores.

El tercer hito, indiciario más que definitivo, de una gestión digna de elogio tiene una mayor significación política. Su protagonista es la consejera de Cultura, Patricia del Pozo (PP), quien ha subrayado en el Parlamento que la reforma de la Ley de Memoria Histórica y Democrática sólo se producirá si hay consenso de todos los grupos parlamentarios y que seguirá financiándose la búsqueda de desaparecidos de la guerra incivil. Cargarse esa ley es una de las aspiraciones más queridas de Vox, de modo que la consejera ha establecido los límites de la colaboración con la ultraderecha y refutado en la práctica la profecía más acariciada por el PSOE desde el 2-D: PP y Ciudadanos están en manos de Vox, la derecha es una y trina y hay que desalojarla ya mismo del poder.

El Gobierno de Juanma también ha hecho mal algunas cosas y rematadamente mal otras. Que no se vengan arriba...

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