La esquina

josé / aguilar

El millón de parados

NADA, que no hay manera. Otro mes de frustración. Salen los datos del paro correspondiente a junio y nos hunden en el desencanto. Una historia repetida: el desempleo baja en toda España y también en Andalucía, pero aquí mucho menos. En junio de 2013 el descenso del número de parados andaluces alcanzó a 16.000 y en 2013 a 14.000. Este año la caída ha quedado reducida a 4.847. En afiliados a la Seguridad Social hemos sufrido la mayor disminución de un mes de junio desde 2004.

Ni se recuerda ya en qué momento exacto anunció la Junta de Andalucía que estábamos a punto de rebasar, hacia abajo, la cota del millón de parados. El augurio se ha repetido, mes tras mes, como si fuera un mantra de vaticinio fundado en análisis objetivos, y en realidad se ha convertido en una cantinela nacida del deseo y un ejercicio ya rutinario de voluntarismo propagandístico. Papá, papá, ¿tardaremos mucho en llegar a América? Tú calla, hijo, y sigue nadando.

Por otra parte, cabe preguntarse qué objetivo es ése de dejar el listón en 999.999 parados y qué habría que celebrar cuando ya no haya un millón de andaluces sin trabajo, sino alguno menos. Dicen que esto del millón es como una cota psicológica, o sea, que la conciencia colectiva descansaría aliviada en el instante en que los parados ya no sean un millón. Ah, bueno. Bajada la cota fatídica, todo será más fácil. Superado hacia abajo el simbólico millón, cogeremos carrerilla y no habrá quien nos pare hasta acabar con el paro restante. Con el casi millón restante, quiero decir.

Un gran fracaso el de la comunidad autónoma andaluza. Hasta aquello de que Andalucía destruye menos empleo que la media nacional en las épocas de vacas flacas y lo crea más velozmente que España durante la bonanza económica se ha revelado un tópico falso. Hasta me atrevo a sugerir a gobernantes y portavoces que, en casos como éste, no den la cara ni comenten nada. Mejor que se escondan debajo de la cama y se eviten la vergüenza pública. Hasta los sindicatos CCOO y UGT han cambiado esta vez su reacción y emplazado a la Junta a que deje de hacer propaganda y culpar al Gobierno. Por caridad, asuman su responsabilidad, que esto del paro superior no es una fatalidad ni se explica por las socorridas razones históricas.

Hay un millón de razones para que Andalucía esté frustrada. Y lo peor es que se repiten cada mes.

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