El termómetro

ENRIQUE NOVI

La mitad menos uno

LA próxima legislatura va a ser presumiblemente corta, y con total seguridad dura. Tan dura que va a dejar a la anterior -a la 10ª; no a la fallida- en un juego de niños. Si los recortes y el rescate bancario hicieron de esa la legislatura más cruel, la que dejó más hondas cicatrices, ahora el panorama se presenta aún peor. Con los 8 mil millones de ajuste que la guadaña europea espera segar en cuanto haya gobierno, la multa por incumplimiento del déficit y el vaciado de la hucha de las pensiones, al PP no le va a quedar más remedio que sacar de donde pueda -y ya sabemos todos de dónde sabe sacar- para cubrir tan magno agujero. De modo que no parece mala decisión dejar que, como reclama, sea Rajoy el que afronte la investidura -si esta vez no va de farol y no declina a última hora- e intente formar gobierno.

La mayoría absoluta de la que gozó hasta 2015 lo acostumbró a gobernar despreciando a la cámara baja. Su ejecutivo fue el que más gobernó por decreto (una fórmula en teoría excepcional par casos urgentes que puentea al Congreso) de toda la democracia, y sistemáticamente ignoró al resto de formaciones a la hora de aprobar leyes desestimando toda moción. Un rodillo que ahora deja un grupo popular sin ninguna práctica negociadora y a los demás grupos muy reticentes para negociar con el PP.

Como las circunstancias obligan, en una iniciativa surrealista, Rajoy comienza por reunirse con aquellos con los que el acuerdo es imposible, como ha hecho esta semana con ERC, a los que ha ignorado durante 4 años, como si no hubiera nada que hablar con los impulsores de la desconexión catalana.

Que se reúna con quien tenga que reunirse, pero dada la situación de empate entre izquierda y derecha en el Parlamento, si estuviera en mi mano la decisión del PSOE, presionado desde los poderes fácticos y mediáticos para que facilite la investidura de Rajoy, yo le plantearía lo siguiente: "Si vd. consigue el apoyo de la mitad de la cámara (los 175 escaños que dan la suma de PP, C's, PNV y CC), uno de nuestros diputados se abstendrá para que vd. sea presidente". Si además ese diputado fuera Pedro Sánchez, sería un gesto que le haría entrar con grandeza en la historia del PSOE. Sobre todo como antesala de su retirada de la secretaría general durante el próximo congreso del partido. Todo eso permitiría al socialismo recuperarse en una oposición que tendría más fuerza que nunca, y que con el puntual apoyo de C's tendría capacidad para forzar leyes o derogaciones de las mismas.

De momento, que gobierne. Y que asfixie gobernando como sabe a algunos de los que lo han votado, que al resto ya nos estranguló en la anterior legislatura.

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