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mikel lejarza

La mitad

Al hablar de cómo reconstruir todo lo que hemos perdido, lo esencial pasa por recuperar la esperanza y el entusiasmo

Escuchar a los taxistas es mejor que oír a muchos tertulianos, porque sus argumentos conectan más con la calle, que con los intereses partidistas que defienden bastantes de nuestros ilustres opinadores. Hace unos días, uno que llevaba el coche decorado como si fuera el camerino de un torero y que presumía de no llevar GPS, me dijo "que se había puesto de moda la mitad". Los ingresos habían caído a "la mitad"; el turismo; las ventas de coches; la publicidad. Me explicó que los bares estaban "a la mitad" y que dos de cada uno iba a cerrar; que, en los cines y teatros al dejar asientos libres entre los espectadores, la recaudación también sería menor. "Como mucho, la mitad", añadió. Y que cuando se encontrara la vacuna, no creía que pudiera administrarse a más del 50% de la población.

Para mi taxista todo estaba claro y las consecuencias eran evidentes. Gobierno y oposición divididos; incluso los nacionalistas catalanes no paraban de discutir entre ellos, y no sólo por la conveniencia de continuar con Messi o no. Y cara al futuro, en el horizonte aparecen tantas vacunas que nos dividiremos entre partidarios del uso de unas contra otras, de igual modo que lo hacemos sobre la conveniencia de llevar a nuestros hijos a clase o no. Las dos Españas de Machado, como el dinosaurio de Augusto Monterroso, siguen ahí. Tebas y Rubiales; Sánchez y Casado; los del caso Dina y los de la operación Kitchen; los seguidores de Vicente Vallés y los de Ferreras. Esta plaga nos ha separado no sólo para evitar los contagios, sino que nos ha reducido a la mitad; concluyó el taxista diez minutos despues de haberle preguntado por como veía la situación. Al menos, ahora, con la ciudad semi vacía, llegaba a los lugares en la mitad de tiempo. No todo era negativo.

Entonces recordé la frase de Descartes: "Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro". Y otra que citaba John Ford que decía "que la mitad de las mentiras de los irlandeses eran verdad". Si, estamos divididos en orillas de un mismo mar y es complicado asegurar cuál de las dos es la correcta. Sucede que todas las mitades son hojas de papel de un solo lado. Algo incompleto e inexistente. Sólo la alegría nos une y esta pandemia nos ha inundado de tristeza y ha dejado al optimismo como recuerdo de otros tiempos. De ahí que al hablar de cómo reconstruir todo lo que hemos perdido, lo esencial pase por recuperar la esperanza y el entusiasmo. Porque sin alegría, no pasamos de ser trozos de algo. Como mucho, la mitad.

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