Pensándolo MEJOR

Miguel Hagerty

De moscas y orejas

SE nota que la primavera se acerca rápidamente porque las moscas empiezan a salir del cieno y dedicarse a lo suyo: a molestarnos; sobre todo aquellas que se instalan detrás de la oreja. Las múltiples cortinas de humo que todos los partidos han levantado para distraernos de los problemas reales sólo han servido para recordar varias cuentas pendientes que más les hubiera valido olvidar; y a nosotros, a recordar.

Los múltiples, variados y pintorescos casos que emergen de la gruta que Esperanza Aguirre tiene montada en la Puerta del Sol, Kilómetro Uno de la escopeta nacional, son cada vez más casposos, más escabrosos. Este afán de Aguirre por ser la principal protagonista de la política nacional, injustificable desde cualquier punto de vista, ha hecho recordar a mucha gente un buen moscardón detrás de la oreja colectiva que se había olvidado. ¿Qué pasó al final con el llamado tamayazo? ¿Es que ya no le importa a nadie si hubo soborno o no para que saliera este personaje prepotente como presidente de una comunidad autonómica? Se nos olvidó muy pronto.

Luego sale el casi ex ministro Bermejo con el super héroe Garzón a matar sin licencia a unos cuantos animales bellísimos por el puro placer de matar. Es obvio que los dos necesitan urgentemente contratar a un buen asesor de imagen. Yo mismo me ofrecería pero cobro caro, muy caro, tan caro que jamás me han contratado de asesor de imagen; además no me fío de ninguno de los dos y menos en esta época de morosos in crescendo. Pero no deberían preocuparse porque los asesores del PP, con su innata torpeza, parecen contratados por el PSOE.

La semana pasada hablé brevemente de la lógica difusa, aquella de que echan mano los médicos cuando dicen que la "medicina no es una ciencia exacta", lo cual es totalmente cierto. Es más, la lógica binaria, la que sólo admite blanco y negro igual que los niños, la que niega ese gran espacio de las verdades cuotidianas que es de color gris querámoslo o no, vuelve a estar de moda en cierto sector que empieza a clamar contra emigrantes.

Esta mosca es grande, enorme. Hace poco, dos sesudos catedráticos de Madrid argumentaban en El País (La excepcionalidad española, 18 de febrero) a favor de cortar los derechos a la salud pública y la educación de los emigrantes, sean legales o ilegales, porque era demasiado caro. Según ellos, la causa del efecto llamada son estos derechos. Salta a la vista que sus "argumentos" esconden, y no muy bien, un muy arraigado xenofobia.

La "excepcionalidad" es, en este caso, solidaridad y a mí me enorgullece nuestro esfuerzo colectivo por integrarles.

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