Cuenta una ancestral leyenda del Reino de Granada que un muñeco diabólico mora entre sus habitantes desde tiempo inmemorial. Ataviado con blusón rayado verde y blanco se introduce en hogares ajenos por chimeneas, ventanas y cualesquiera otras rendijas, aparece mediante artificios e ingenios insospechados o sírvese de redes y gacetas para embaucar a sus víctimas.

Persuasión sin razón es maléfico propósito de tan diabólica presencia. Convicción sin motivación, convencimiento sin ideal o fe cierta, lacerante de lo ignoto y del desconocido… vileza frente al inerme, que, si es fémina, mejor…

Abduce a sus víctimas con credo incierto y falsario, como insuperable cobista de su divinidad, la Tierra llana, aquella que, desde lo remoto, todo lo devora, con desdén, ultraje y vilipendio del esplendor ajeno de esta Tierra alta.

Como buen vasallo que sirve a su señor, el mefistofélico polichinela verdiblanco nunca muerde la mano de su propio yantar, aunque más que mano sea garra para los pobladores de la tierra en la que oficia sus filfas.

Empero fabula y fabula cortapegando autores de infantil y premiada trova, aparentando docto discernimiento en metamorfosis, cuando sólo es ducho en la copia. Inventad, inventad, que algo queda…

Si en vuestra morada quiere colarse, primero tantea, y, viendo aquiescencia en su víctima, no duda en captarlo para su pérfida causa, circundando su gaznate con verdiblanca madeja. Si el asaltado resiste el embate, el endiablado muñeco murmurará frustrado un maligno sortilegio: NO8DO. Mas si sucumbe tras la maléfica acometida, su víctima trocará en diabólico palmero, enredado entre patrañas y pamemas.

Solución existe sin embargo para que el infernal pepón nunca más navegue entre insidiosas redes y madejas, nunca pueda ser valedor o lazarillo de almas cándidas, y aquietado quede por siempre en el olvido del fulero.

Habrás de suministrar una sanatoria pócima de punica granatum al poseído, y pronunciar a un tiempo la mágica fórmula de Nobili valde pium statuit magna celeberrimo urbis Granatae heroicarum. Cumplimentado este ritual, el muñeco tornará en guiñapo y se disolverá en el espacio-tiempo para no volver jamás. Nunca más verás la vida en blanco y verde, nunca más te enredarán las pérfidas madejas del siniestro embeleco. Alcanzarás la autonomía y abrazarás fascinado el libre albedrío… Esta es la leyenda del arlequín que ansía poseerles, miren bien en cualquier rincón de su vida, sobre todo en los verdiblancos, puede que al acecho esté este ente diabólico…

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios