¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Ya es navidad en el PSOE

El de las pensiones es uno de los ejemplos más claros de la falta de previsión y agallas de nuestra clase política

Desconocemos si Pedro Sánchez es devoto de los Reyes Magos. Como mucho, lo imaginamos partidario de la versión que Carmena hizo de Sus Majestades -larguiruchos y asexuados- en aquella aciaga cabalgata en la que le dio un soponcio a Cayetana Álvarez de Toledo, ese halcón con cuerpo de cisne. A Sánchez, más bien, lo creemos partidario del cosmopolita y descristianizado Papá Noel. Aunque también, por aquello de lo plurinacional, puede que celebre por diciembre al olentzero, esa versión abertzale y trabucaire del obispo San Nicolás. Quién sabe, el mundo hace tiempo que perdió la celestial jerarquía de santos y ánimas.

De lo que no nos cabe duda es de que el presidente en funciones ya ha escrito la carta de los regalos navideños y que, como petición principal, consta una subida de pensiones según el IPC coincidiendo con las fechas de la Natividad de Nuestro Señor. No hay nada raro: cuando se acercan unas elecciones, la derecha promete "bajadas masivas de impuestos" y la izquierda beneficios sociales que nos acerquen a las costas de Utopía. Lo normal, sin embargo, es que ambos compromisos caigan en saco roto o, lo que es peor, que se ejecuten de forma temeraria sin tener en cuenta las condiciones objetivas, como diría un marxista. Ya es Navidad en el PSOE y Sánchez se compromete a subir las pensiones de nuestros mayores. Eso sí, no dice de dónde sacará el dinero. Quizás porque lo hará a base de aumentar la deuda y el déficit público. Es decir, trasladará el problema a las generaciones venideras.

El de las pensiones es uno de los ejemplos más claros de la sorprendente falta de previsión y de agallas de la clase política española en general, no sólo del PSOE. Todos los análisis serios indican que, con la crisis demográfica actual - el llamado invierno demográfico-, nuestro sistema será absolutamente insostenible a medio plazo. El problema no son los pensionistas de hoy, sino los del futuro. Sin embargo, unos y otros, diestras y siniestras, siguen sin ponerse de acuerdo para diseñar un modelo que garantice unos ingresos dignos a la amplísima tercera edad del futuro. Eso sí, llegadas las elecciones, Sánchez tira de talonario y promete subidas que más bien parecen regalos navideños. Poniéndonos sanchopancescos: pan para hoy y hambre para mañana. Pero ya sabemos que los políticos, como los peces, no conocen ni el pasado ni el mañana. Viven atrapados en un eterno presente.

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