Mirada alrededor

juan José Ruiz Molinero

Más necesarios que nunca

HOY, que tanto se habla y escribe sobre la crisis del periodismo y de su futuro, con multitud de profesionales despedidos de sus empresas o contratados en condiciones leoninas, con la desaparición de muchas cabeceras, es hora de afirmar que nunca los medios escritos -por supuesto también los audiovisuales- han sido más necesarios que en estos momentos cuando es vital un contrapoder capaz, a través de informaciones correctas y comprobadas, denuncias, trabajos de investigación y análisis, de sacar a la ciudadanía de su enfermiza pasividad ante decisiones que atentan contra sus derechos más fundamentales. Estamos comprobando que ante pacíficas y coherentes movilizaciones colectivas los poderes pueden inclinarse a escuchar las voces de los que exponen otros criterios que no sean los dictatoriales -y muchas veces onerosos- de los gobernantes. En una democracia hacer lo contrario de lo que opina la mayoría es una aberración del sistema. La democracia no está sólo en los Parlamentos, cuyos miembros están tiranizados por la casta o grupo al que pertenecen, sino en los ciudadanos y en los medios donde se recogen sus preocupaciones y a los cuales debían acudir los intelectuales, la 'conciencia crítica', para iluminar caminos.

Es verdad que en la época de Internet, de las redes sociales y de la inmediatez del conocimiento, de la tiranía de la imagen, el papel escrito parece una antigualla. Por eso había que ponerlos en la órbita que exige un mundo nuevo, si las empresas que los sostienen no sólo estuviesen por la labor de reducir gastos. Una prensa comprometida, libre y plural es imprescindible hoy más que nunca. No sólo a nivel nacional, regional o local, sino europea e internacional. Ninguna institución debe estar libre de crítica popular y no podemos aceptar sin rechistar cualquier decisión lesiva, sea de un alcalde, de un presidente autonómico o nacional o, incluso, de los altos organismos internacionales, como es el caso de los que dominan la Europa de los mercaderes o el Fondo Monetario Internacional. Cuando hasta el actual Papa denuncia a los "bancos usureros" y el capitalismo se apresta a aprovechar la situación para rodearse de esclavos baratos -véase las recomendaciones a España del FMI y de Bruselas sobre reducción de salarios- no hay más remedio que protestar, exigir responsabilidad en la distribución de cargas, perseguir todas las corrupciones y fraudes, romper la cadena de privilegios que ensanchan las desigualdades sociales, en las que España está a la cabeza.

Es hora de alzar la voz y de decir un rotundo ¡basta¡ a tantas tropelías e intereses ilegítimos. Es hora, por tanto, de una prensa y una sociedad responsable y, sobre todo, libre de ataduras.

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