El lanzador de cuchillos

El negro es mejor que tú

Ha tenido que ser un negro sin papeles quien, con naturalidad, dé testimonio de los principios de solidaridad y fraternidad

En la Europa de Le Pen, Salvini y Quim Torra, el nuevo ídolo popular es un fornido negro de Mali anónimo y clandestino. A Mamadou Gassama, que entró en Francia por la gatera, se lo rifan ahora los programas de televisión y hasta el Presidente de la República lo recibió en el Elíseo, de donde salió con un certificado de heroísmo, una carta de recomendación para el cuerpo de bomberos y la nacionalidad francesa. Fue la rápida respuesta institucional al clamor social, que reclamaba honores republicanos para quien, sin embargo, con su actuación valiente y desprendida, puso a la sociedad francesa frente a su propio espejo. Seamos honestos: pocos franceses -estoy por decir ninguno- habrían arriesgado su propia vida por salvar la del chiquillo que se agarraba desesperado a la barandilla de la terraza, a punto de caer al vacío. El joven africano, en cambio, no se lo pensó y, en una exhibición asombrosa de fuerza y agilidad, trepó por la fachada, de balcón en balcón, hasta alcanzar en pocos segundos el cuarto piso y poner al crío a salvo. Mientras esto sucedía, el padre del menor, que se había ido de compras dejando al niño, de cuatro años, solo en casa, demoraba su regreso, ajeno al peligro que corría su hijo, jugando por la calle con el móvil a cazar pokémon. Mamadou, con su extraordinaria determinación y su bendita insensatez, evitó la tragedia que estuvo a punto de provocar un padre irresponsable y más infantil que su propio hijo. Ha tenido que ser un negro sin papeles, un ilegal, quien, con naturalidad, sin jactancia, dé testimonio de los principios de solidaridad y fraternidad de los que tanto presume Europa, pero que ya sólo defiende en twitter. Aunque se aferre a afirmaciones pomposas y altisonantes, el Viejo Continente, hedonista y pusilánime, ha perdido la fe en sus valores: también los romanos seguían invocando a sus dioses cuando ya habían dejado de creer en ellos.

Es altamente improbable que hazañas como la del maliense sirvan de cortafuego frente a los movimientos xenófobos que empiezan a extenderse por el continente, y que son excrecencias de una sociedad en descomposición que culpa a la inmigración de buena parte de sus males. Por desgracia, hay cada vez más europeos como Joaquín el necio, el individuo fanfarrón y racista de la famosa canción de Albert Pla, que no entendía por qué su mujer lo había dejado por un negro. A ritmo de rumba catalana, el coro se lo explicó: "Porque el negro es mejor que tú, no tiene malicia ni mal corazón; el negro es mejor que tú, es más bondadoso y más vacilón". Como Mamadou.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios