Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

En la noria

El show vivido es sólo una muestra de la tensión, el desencuentro y el desgobierno que existe en Granada

SOPLAPOLLAS, imbécil, hijo de puta, subnormal, cabrón, este es el nivelazo que los ediles del consistorio granadino exhibieron en el pleno del pasado viernes, en el que no se cortaron ni un pelo -aunque no por idéntico peluquero- en subirse a una auténtica noria de insultos.

Los hechos causantes del ambientazo municipal se generaron cuando Sebastián Pérez comentó en privado a Paco Cuenca la primera de tales lindezas en referencia a Onofre Miralles, después de que éste justificase su "no" a que se le otorgase la medalla de oro de la ciudad a José Luis Barrales en que era el peluquero del señor Pérez... Pero Miralles le oyó y le espetó a Sebastián los restantes "piropos", los tres últimos agarrándolo por el brazo.

Espectáculo lamentable, bochornosa exhibición de quienes, en teoría, representan a los granadinos, porque en la práctica sólo se representan a sí mismos, a sus intereses y a los de sus partidos.

El show vivido el viernes en el Ayuntamiento es sólo una muestra de la tensión, el desencuentro y el desgobierno que existe en Granada, y que parece querer taparse con los únicos "logros" hasta hoy del des-equipo municipal, la noria del Humilladero y la bola navideña de la Fuente de las Batallas.

Con Cs y su Salvador local en la UVI, con el PP enfrascado en una guerra interna cruenta entre Sebastianistas y Marifranistas, que prefieren que Salvador sea 4 años alcalde antes de que Pérez sostenga un minuto el bastón de mando, con los dúos Sebastián-Salvador y Sebastián-Onofre como enemigos declarados, y con UP prácticamente "en mute", el desgobierno está servido. Y por si faltaba algo en esta noria de descontrol municipal, Cuenca ha retomado su actividad como alcalde en la sombra y mantiene una agenda institucional en paralelo a la de Salvador.

Y es que una auténtica noria se ha instalado, no ya en el Humilladero, sino también en la Plaza del Carmen, con un gobierno local paralizado y sólo ocupado en sus luchas internas y externas y en conservar sus sillones consistoriales, en vez de trabajar para y por Granada y los granadinos, y solucionar lo que verdaderamente nos importa.

Es urgente comenzar la senda del progreso real para Granada. Es hora de que quienes queremos llevarla al siglo XXI nos unamos en una formación de ámbito regional que luche de verdad por los derechos de Granada y los granadinos y por sacarnos de la postergación que sufrimos desde hace 40 años. Mientras tanto seguiremos dando vueltas en la noria de la penuria política local granadina.

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