la colmena

Un novio rico para CajaGranada

LOS resultados de los bancos han caído en picado en el primer semestre y se seguirán viendo lastrados por las crecientes exigencias de provisiones del tercer 'decreto Guindos'. La morosidad continúa batiendo máximos históricos y a principios de verano, sólo un mes después de que España solicitase el primer rescate, ya rozaba un inédito10% con un crecimiento de casi mil millones. El hundimiento del crédito a las empresas es tan alarmante que Economía ya ha anunciado que está buscando "vías alternativas" para respaldar los proyectos "más viables" tomando como referencia el modelo estadounidense en el que el 80% de las compañías 'funcionan' al margen de las entidades bancarias.

Un panorama desolador que arroja dos conclusiones: ni teníamos el mejor sistema financiero del mundo ni estamos cerca de tenerlo. No hay gasolina que inyectar a la economía y los motores están gripados. Descubriremos hasta qué punto cuando Oliver Wyman presente al BCE, FMI y CE los resultados del análisis de estrés al que ha sometido a la banca española. Será doloroso -se ha mirado "con lupa" los créditos y activos del ladrillo- y hay quien cree que hasta "innecesario". La voz de alarma la daba hace unos días el presidente de Popular, Ángel Ron, criticando que llevamos cuatro meses pendientes de un examen que va introducir una "presión adicional" en el sector, ya que la dureza de las condiciones elegidas para el escenario de estrés -con una ratio principal del 9%- podría abocar a "bancos sanos" a sufrir una "debilidad transitoria" por tener que cumplir un horizonte que, a su juicio, sólo tiene un 1% de probabilidades de concretarse.

Ron tenía razones para preocuparse. Las primeras filtraciones sobre el informe de Wyman les imputan unas necesidades de capital de hasta 3.100 millones y, aunque el propio banco se apresuró ayer a desmentir la cifra alegando errores metodológicos, su situación está más que alejada de las entidades que no presentarían ninguna necesidad de capital: Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankinter y Kutxabank. Expansión lo publicaba ayer remitiendo a Bank of America: el déficit de capital de la banca española se situaría en los 52.000 millones: las nacionalizadas requerirían 43.600 millones y el resto se repartiría entre Popular, BMN, Ibercaja, Liberbank y Unicaja.

En este contexto, quien recibe un balón de oxígeno para maniobrar es el Gobierno, ya que una de las estrategias que baraja el Ejecutivo para evitar el rescate puro y duro es utilizar el dinero sobrante de los 100.000 millones de los bancos para reflotar la maltrecha economía. Esta fórmula, que no ha sido mal vista por las autoridades europeas, permitiría limar las reticencias de los países del norte y convencer al BCE para que compre en el mercado secundario en lo que sería un punto de inflexión para resolver el asfixiante problema de la deuda soberana y avanzar hacia ese "horizonte clareado" que Alemania dice vislumbrar en una versión renovada del engañoso placebo de los brotes verdes.

No ocurre igual con BMN. La viabilidad del grupo del que forma parte CajaGranada depende directamente del mapa bancario que se definirá a partir del test de Oliver Wyman. Y más que aclarar el horizonte, las estimaciones de Bank of America no han hecho sino oscurecerlo. Después de más de cuatro años de titubeos, fusiones frías fallidas y alianzas que han terminado perjudicando más que reflotando a las entidades con dificultades -piensen en Bankia y la lección ¿aprendida? de que dos manzanas podridas nunca pueden dar una sana-, los movimientos de las últimas semanas para la que será la ola definitiva de fusiones son de vértigo.

La situación de BMN es doblemente delicada. Con el endurecimiento del decreto Guindos, que obliga a buscar un socio solvente con el que aliarse, las esperanzas del grupo de CajaGranada se centraban en el banco centenario de Ángel Ron. Pero la operación se torna ahora poco viable. Popular necesitaría 3.100 millones y BMN, otros 2.100. Si a pesar del déficit conjunto de más de 5.000 millones avanzara la operación, la posición del grupo de CajaGranada sería más que limitada porque, aunque hasta ahora se había estimado en 930 millones sus necesidades financieras, el deterioro del sector las habría disparado a más del doble y esto, dentro de la nueva entidad resultante, apenas significaría un 3% del capital. Su 'voz', por tanto, estaría más que amortiguada. El segundo horizonte es aún más oscuro. Si no encuentra un novio rico a quien encandilar, la alternativa sería la nacionalización y la práctica desaparición de la Obra Social. Granada, no sólo la entidad, se juega su futuro.

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