La tribuna

Antonio Porras Nadales

El "nuevo" modelo Zapatero

DEFINITIVAMENTE parece que el presidente Zapatero ha acabado por encontrar su fuente más preciosa de inspiración: el socialismo andaluz. Se trata de un modelo de gobierno caracterizado por sus periódicas llamadas hacia horizontes utópicos que pretenden incidir sobre la opinión ciudadana, pero no tanto bajo el postulado del impacto real de la acción de gobierno sobre la sociedad o la economía, sino más bien desde una perspectiva que persigue la generación de nuevas visiones colectivas de esa realidad.

Los periódicos ciclos de "modernizaciones" marcarían, en efecto, un intento de incidir sobre el lado inmaterial de la sociedad andaluza, sobre las mentalidades colectivas y sus representaciones simbólicas, suscitando así un ambiente de opinión renovado y actualizado que consigue expandir al mismo tiempo un espíritu de optimismo y satisfacción colectiva.

No se ha destacado lo suficiente que este tipo de enfoque supone un alto grado de adecuación al entorno contemporáneo de desarrollo de la videopolítica y de proyección audiovisual de la vida colectiva. La primera modernización de Andalucía, durante la década de los ochenta, vino acompañada de la aparición de Canal Sur; y aunque en su sentido originario pretendía desprender a la sociedad andaluza de su viejo complejo de subdesarrollo y pesimismo nacido del final del franquismo, en la práctica comenzó a generar un tipo de sociedad enganchada al circuito mediático y dispuesta a dejarse "representar" en las imágenes de Canal Sur.

El proyecto relativamente frustrado de la segunda modernización, a principios del siglo XXI, trataba de adecuar ese imaginario colectivo a los desafíos de las nuevas tecnologías y valores: su proceso de implementación estuvo acompañado de una fuerte dosis de optimismo que se reflejaba en los conocidos eslóganes de la Andalucía imparable o al máximo.

En ambos casos se trataba de horizontes programáticos que respondían a diagnósticos más o menos fundamentados o debatidos entre circuitos académicos o intelectuales de nuestra tierra. La novedad del nuevo modelo de tercera modernización o de apuesta por un modelo productivo sostenible consiste acaso en que su aparición es producto del liderazgo mediático del propio Zapatero. Es decir, no ha sido elaborado, que se sepa, por ningún think tank andaluz, aunque incorpora los mismos estratos de fuerte impacto mediático y renovada apuesta por las nuevas tecnologías. Como los anteriores, pretende básicamente una nueva forma de representar la realidad: si la realidad socioeconómica andaluza refleja cifras abismales de desempleo y parálisis económica, será posible percibirla positivamente desde la convincente sensación de que disfrutamos de buenos subsidios de desempleo y desde la posibilidad de calificarla como una economía "sostenible". Si nuestras variables educativas no rebasan el umbral de cualquier evaluación, será posible reinterpretarlas desde la perspectiva de que, en todo caso, se trata de una educación en valores. Si nuestro tejido productivo no alcanza apenas niveles de competitividad con el entorno, siempre nos quedará la satisfacción de que es ecológicamente limpio. Si nuestra cultura es la que es, siempre nos quedará la romería del Rocío.

La realidad se convierte así en una instancia perfectamente reconstruible, susceptible de representarse de forma subjetiva y de proyectarse en una dimensión virtual y optimista. Son, en efecto, los nuevos "valores" los que califican a esa nueva realidad; y lo único que se necesita es un nuevo color del cristal con que se mira. El desafío de Zapatero parece claro: si se consigue que esa nueva realidad virtual sea aceptada y compartida por la mayoría, la próxima victoria electoral estará asegurada. Y Andalucía habrá resultado ser, efectivamente, el modelo de referencia para el Gobierno socialista español.

No sabemos si en las hoscas tierras del norte, más dadas a una visión dura y cartesiana de la realidad y menos proclives a dejarse autorrepresentar en visiones optimistas por vía mediática, la gente se mostrará propensa a seguir estas nuevas pautas que los andaluces estamos dispuestos a marcar. Salvo que se dejen contagiar por la alegría colectiva que esa nueva realidad virtual puede generar en la práctica: será el triunfo de la Andalucía para España y la humanidad. Del mismo modo que los ministros y ministras andaluces de Zapatero han marcado una pauta de referencia en Madrid, ahora los andaluces podremos convertirnos en la referencia colectiva para otros pueblos de España.

Pero no tenemos de qué asustarnos: el sueño terminará con la próxima victoria electoral y después empezaremos con otro nuevo.

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