Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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En el número está la verdad

El número de creyentes puede convertir una mentira como una casa en una verdad como una catedral

La verdad siempre ha tenido algo de estadística, pero es ahora cuando disponemos de tecnología para medirla con cierta precisión. Si actualmente los terraplanistas fueran más numerosos que los defensores de la redondez de la tierra, ésta sería plana. Si los creacionistas fueran más que los evolucionistas, al hombre lo habría creado un Dios alfarero y machista que se permitió sacar a la mujer del pecho del varón para demostrar que el hombre había parido, pectoralmente, antes que la mujer. Perfeccionadas las técnicas de pesquisa y recuento, sólo deberíamos utilizar "todos", cuando el CIS de Tezanos, o sus pucheros, nos asegure que ni un solo individuo de la fila del "todos", lleva el paso cambiado. Bertrand Russell recomendaba que, al formular hipótesis científicas, basadas en un corpus de datos, estuviéramos atentos a la aparición de datos discrepantes, porque, si se comprobaba que eran ciertos, obligarían a formular una hipótesis nueva que los incluyera. Todos los españoles, todos los catalanes todos los ceneros…mentira podrida. El pueblo español, el pueblo catalán… mentira podrida. Siempre habrá algún disidente que joda la hipótesis inclusiva. Bueno, mi pueblo, Cenes de la Vega, sí que es una verdad como un templo y está a 5 km de Granada por la Carretera de la Sierra, pero es mentira que yo naciera en él. Dudoso el que los católicos sean 1.285 millones o que los musulmanes sumen 1.500 millones… Hasta que no se les cuente de uno en uno y sepamos la cantidad exacta. Ni siquiera podemos, hoy, saber quién es bueno y quién es malo. Don Antonio Machado sí lo tuvo claro: afirmó que él era, en el buen sentido de la palabra, bueno. Y también sentenció que la verdad era la verdad, la dijera Agamenón o su porquero. Esta afirmación tan igualitaria y tan bonita, no resiste una lectura atenta de la obra machadiana. Aunque el muy astuto, para decir ciertas cosas, se disfrazara de Juan de Mairena. En lo del voto femenino no dijo verdad. Él había escrito: "Si las mujeres […] consiguiesen en España de la frivolidad masculina la concesión del voto a la mujer, [¿todas?] las mujeres propiamente dichas votarían contra el voto". No fue así, lo dijese don Antonio o su apócrifo Mairena. Este bloguero, en tanto se dilucida en qué consiste verdaderamente ser bueno, se declara malo, en el buen sentido de la palabra malo.

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