La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Contra las ofensas de la vida

Tiene mala prensa intelectual la literatura de evasión. Pero estos días demuestra cuánto bien puede hacer

Qué queda en pie cuando la vida aprieta? Está de moda estos días dar listas de músicas, libros o películas que hagan un poco más luminosa tanta oscuridad, un poco más llevadera la pesada carga que todos soportamos -unos más y otros menos, desde luego, porque las cargas siempre pesan más sobre quienes menos tienen-, un poco más entretenido tan largo encierro -dejando claro que estar encerrado es un privilegio negado a quienes se ocupan de la salud, la seguridad y los suministros- y un poco más dulce tanta amargura. "La literatura es una defensa contra las ofensas de la vida", escribió Pavese en El oficio de vivir. Esta defensa puede consistir en afrontar esas ofensas o esquivarlas. Tuvo y tiene mala prensa intelectual la literatura o el cine de evasión. Pero estos días demuestran cuánto bien pueden hacer.

En los años de la pedantería triunfante, un ya muy lejano 1976, Fernando Savater publicó La infancia recuperada. Puro oxígeno: una reivindicación gozosa de Stevenson, Verne, Grey, London, Conan Doyle o Salgari. No era un libro contra otros libros -como si opusiera estos autores menores a los Grandes Autores-, sino a favor de todos. "Ciertos entusiastas -aclaró- me tomaron por adalid de una campaña tras la cual deberían quedar arrumbadas todas las producciones en las que no abundasen piratas, basiliscos y naves espaciales. Sin embargo, esta reivindicación nunca quiso significar exclusión. En nada soy menos segregacionista que en literatura" aclaró Savater. Lo suscribo. En 2008 publicó otro libro sobre los placeres gustosos (y para algunos culpables): Misterio, emoción y riesgo, dedicado a Tintín y King Kong, el País de las Maravillas y Groucho Marx, el tiburón de Spielberg y Allan Quatermain buscando las minas del rey Salomón, Holmes y Bond. Tenía ilustres precedentes. Entre 1940 y 1962 C. S. Lewis escribió artículos en defensa de la llamada literatura fantástica y de evasión -desde los cuentos de hadas a Rider Haggard, su amigo Tolkien o Dortohy L. Sayers-, reunidos en De este y otros mundos. Y Borges incluía en su biblioteca ideal a Stevenson, Collins, Machen, Kipling o Wells.

Vargas Llosa ha aprovechado el encierro para releer los Episodios nacionales. Buena idea. Yo ando entre Christie, Doyle, Scott, Verne, Rider Haggard o Curwood. También son defensas contra las ofensas de la vida. En ellos encuentro "esa luz azul, ese sol de la infancia".

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