Pocas cosas escapan a la mirada del retrato de un lienzo apostado en un balcón cualquiera. Nadie se percata de su presencia, pero el caso es que se trata de una pintura que, siguendo lo que establece el refranero popular, siente y padece. ¿Cuántas situaciones habrá vivido? ¿Cuáles le habrán marcado? ¿Guarda secretos inconfesables? Sólo su enorme mirada, transmisora de emociones y marcada por un brillo especial, tiene la respuesta a todas estas preguntas.
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