La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El 'olvido' de Yaiza

No todos los asesinatos de hijos son condenados con idéntico rigor y tratados con la misma intensidad mediática

Hay males ligados a la cultura -en el sentido de conjunto de modos de vida y costumbres- que han generado, e incluso en algún momento normalizado, comportamientos indeseables. El machismo es uno de ellos. Está erradicado de las leyes y socialmente en retroceso. Pero la triste realidad es que se trata de un mal que, en su manifestación más trágica, el asesinato de mujeres, no somos capaces de erradicar. Desde que hay estadísticas (2003) en España han sido asesinadas 1.097 mujeres, de las que 19 lo han sido en lo que va de año y 12 en el último, negrísimo, mes en el que ha sido casi noticia diaria (ayer se conoció el último asesinato), lo que para cualquier sociedad avanzada es intolerable. Piénsese que en 40 años ETA asesinó a 850 personas mientras que en 20 años la violencia machista ha asesinado más de mil mujeres. No se puede convivir con esta realidad sin tomar medidas más drásticas y sobre todo sin insistir en la educación en igualdad hasta que el machismo sea erradicado.

Cuestión íntimamente relacionada, pero con matices que deberían diferenciarla, es la del asesinato de los hijos como expresión de la violencia de género. 41 menores han sido asesinados desde 2013 por sus padres para someter a sus madres a una tortura interminable. Reciente está el caso que nos ha estremecido a todos del asesinato de las pequeñas Olivia y Anna. Pero en las estadísticas no suelen entrar los asesinatos de hijos cometidos por la pareja -caso recientemente sentenciado del asesinato de dos niños de cinco meses y tres años y medio por sus padres en Godella- ni los cometidos por las madres.

Apenas se ha hablado estos días del asesinato de Yaiza, una niña de cuatro años asfixiada por su madre con una bolsa de plástico tras planearlo largamente para vengarse de su exmarido, según ha confesado la filicida. No todos los asesinatos de hijos son condenados con idéntico rigor y tratados con la misma intensidad mediática. Aunque algunos medios sí lo hacen: "El mismo día en el que Tomás Gimeno copa las portadas y los titulares en España, otro caso de filicidio ha quedado más oculto, aunque el resultado ha sido también la muerte de una pequeña. A Yaiza, de cuatro años, la mató su madre: irá a prisión entre las quejas del padre por el silencio ante el caso. Porque -ha dicho la familia- Yaiza también es una víctima de esta violencia. Ha sido asesinada para hacer daño al otro cónyuge" (Tele 5).

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