Rajoy deja la política. A partir de ahora su única función en el PP será seguir de militante y a la orden. No deja peor herencia que la que recibió, lo cual es de agradecer viendo cómo dejó el armario de los sustos su antecesor, el amigo íntimo de Maduro.

Se va sin dejar coronado el relevo de su presidencia en el PP, como él lo fue por su íntimo enemigo Aznar, libreta azul mediante. Ahí tenéis el puesto, decididlo vosotros, les dijo Rajoy en su despedida.

Sería inteligente por el PP aprovechar la ocasión de su salida del gobierno para regenerar lo que hubo que haber hecho antes. Nada sería más bienvenido para los electores de centro y de derechas, y para los demás también, que hacer de este descalabro una oportunidad. Respetar a las bases, voto a voto, sería el primer paso en el buen camino. Debatir no debería sonar a ruso en el ámbito interno del PP.

La pasarela del nuevo gobierno cool acabará alguna vez con el fotocall de su premiere y empezará a hablar pronto de Franco, la reforma laboral, las pensiones, el derecho a decidir y el Concordato. Cumplir ahora con el discurso de oposición progresista es su reto. Será el momento en que descubramos que lo de Pedro Sánchez en realidad no es un gobierno viable, sino una campaña electoral pagada por los españoles. Una exhibición de marketing político.

Si el PP consigue vencer la tentación de continuar victimizándose tras la moción de censura, de hacerse a la idea de la nueva situación cuanto antes, y ejemplificar con la alternativa del centroderecha cada eslogan del gobierno socialista, podrá ser eficaz a su objetivo de mantener la esperanza en una opción distinta. La realidad es la que es, lamentarse ya no es útil. El coraje sería abrir el debate de las ideas. Sin complejos. La ilusión la pueden hallar en la fuerza de nuevas caras. Y con los viejos corruptos en la cárcel.

La soledad parlamentaria del PSOE está al caer. Y con ella esa desabrida sensación del esfuerzo inútil. Los nacionalismos seguirán con su nación del yo; el podemismo con su endogámica incoherencia, casoplón aparte; y C's haciendo encuestas para seguir venciendo en las portadas de los periódicos. Es la oportunidad de que el PP muestre humildad, espíritu de enmienda y ambición política. O eso, o el inmovilismo perpetuo: el mejor camino al infierno electoral.