El pacto de mi casa

Sólo cabría un patio: el andaluz. PP y Ciudadanos gobiernan solos y Vox apoya investidura. Eso, y acuerdos puntuales

Es más o menos lo que dice Paco, pero suena más infantil y musical. Por fin. La hora de descubrir pactos. Y patios. Futuros, claro. Pero también anteriores que en campaña evitaron desvelar. En el futuro, dice el Alcalde en funciones, sólo cabe hablar de Granada. En el otro, en el previo a las elecciones, también se suponía. Pero lo que nadie esperó fue que todos evitaron hablar de lo que al otro le podía dañar en el bajo vientre. Visto así, encontrarían justificación las escasas referencias a investigaciones e imputaciones penales de unos y otros, históricos pedigrís, juegos bajo la mesa… Sin duda ese debió ser el primer patio. Y el primer pacto. 40 años de aprendizaje apartan a los electores de estados iniciales de ingenuidad política. Algo, por lo visto, de lo que nuestros líderes aún no se percataron…

Segundo Pacto de mi casa. O por Granada, como quieran llamar. Otro tejer que sin duda aseguraría la gobernabilidad del cuatrienio sin desencuentros en el patio donde finalmente se produzca el pacto. El primer envite ha venido desde filas socialistas, con una suerte de pacto a la granadina: yo decido y vosotros, el que quiera menos Vox, me apoyáis. Bueno, más que pacto con medidas concretas, es un acuerdo marco que deberá desarrollarse a través, ya imaginan, del tercer pacto de mi casa. Demasiados escribanos en algo tan etéreo. Demasiados.

Por otro lado, no dejan de surgirme dudas con los proyectos estrella: teleférico, ascensor a la Alhambra… ¿El pacto sólo alcanzará hasta el barrio de Monachil? ¿La subida a la Alhambra se hará en un simple montacargas? Más en serio: ¿Habrá que reformar desde los estatutos nacionales de algún partido de los llamados al pacto? Se me vienen a la memoria las palabras de Luis Salvador quien públicamente se pronunció acerca de esta imposibilidad estatutaria para cualquier pacto con su izquierda cercana. Aunque pienso que en el fondo deberá importar más el miedo a que la falta de peso específico en el posible gobierno común con socialistas no acabe por fagocitar a la propia formación naranja.

Examinados todos los patios, analizadas las diversas opciones, propuestos los diferentes encuentros, incluso los ya de inicio desencontrados, mi opinión es que sólo cabría un patio: el andaluz. Populares y Ciudadanos gobiernan solos, Vox apoya investidura y guarda su espacio buscando un mayor crecimiento natural de la mano del altavoz nacional. Eso, y acuerdos puntuales en los temas de importancia. Lo que no veo a ninguno, como se ha dicho, es capaz de cuestionar la gobernabilidad y el pacto por cuestiones personales. No lo veo. Ni lo creo. Ni la imagen de nadie lo aguantaría.

El último patio. El excepcional encuentro que tuvo lugar ayer, en el crucero del Hospital Real, auspiciado por el Consejo Social de la Universidad, a cuyo presidente Gregorio Jiménez le agradezco profundamente la invitación. Son muchos los días que tengo la suerte de compartir reflexión y mantel con él. Mucho me enseña. Mucho me muestra. Desde la cercanía, por supuesto, pero sobretodo, desde su capacidad de convicción. Y de querer a Granada. En eso, al menos, nos parecemos. Una vez más, ayer volví a aprender.

Y tres palabras del Sr. Piqué: Educación, Educación y educación.

Necesitamos educación. Y conocimiento.

Sé que este último patio en el crucero del Hospital Real no venía a cuento. Pero necesitaba reconocerlo. Y decirlo.

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