Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

La paloma

El PSOE no se abstuvo ante Rajoy a la espera de un trato recíproco, lo hizo para evitar las terceras elecciones en España

Como la paloma de Alberti, Susana Díaz se equivocó, por ir al norte fue al sur. Por Moncloa perdió hasta San Telmo, y un año después de dejar la Junta, ha confesado que Pedro acertó y ella se equivocó al apoyar a Mariano Rajoy en su investidura. Susana Díaz se equivocó, sí, y tanto erró que sigue confundiendo la noche con la mañana y el cielo con el mar.

El PSOE, el grupo parlamentario, no se abstuvo en la sesión de investidura de Mariano Rajoy para esperar un trato recíproco del PP cuando tocase. No, los socialistas se abstuvieron porque España no podía permitirse unas terceras elecciones generales y porque, posiblemente, el partido aún habría salido peor de esa repetición. El PP es un partido generoso cuando está en el poder; fuera de Moncloa casi nunca ha ayudado. En 1993, Javier Arenas y Ruiz Gallardón pusieron en duda la limpieza del recuento en la noche aciaga en que Aznar se daba cabezazos por la última victoria de Felipe González. Lo que Anson llamó la conspiración se puso en marcha después.

A Zapatero no le reconocieron la victoria del 2004 por los atentados de Atocha, y estuvieron una década buscando a ETA entre los escombros. Cuando llegó el final de ETA, acusaron a Zapatero de traicionar a los muertos, y a Sánchez no le perdonan que haya ganado y gobierne con ERC.

Pedro Sánchez sí se equivocó, tendría que haber sido él quien liderase la abstención a Mariano Rajoy, como se encargó de confirmarle a Felipe González y, por mediación de éste, al Rey. Se habría evitado un comité federal de extrema dureza, la división del partido y del grupo parlamentario. Susana Díaz no se equivocaba, pero erró en sus intenciones, porque posiblemente no era la gobernabilidad de España lo que le interesaba, sino echar a Pedro Sánchez para ganar ella. Y empeñó tanta fuerza en ello que se dejó a la Junta en el camino.

Susana Díaz se ha vuelto sanchista ahora que Pedro Sánchez va a gobernar unos cuatro años. En las pasadas elecciones, hace unos meses, sus direcciones de Sevilla y de Cádiz se opusieron a que María Jesús Montero, Alfonso Gómez de Celis y Grande-Marlaska fuesen liderando las listas provinciales y, en las anteriores, puso tanto empeño en la campaña electoral como si fuesen las de Tayikistán. Siempre apostó en corto contra Sánchez, y ahora trata de redimirse con la aceptación de los grandes errores que sí cometió el hoy presidente del Gobierno.

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