TENEMOS cinco días para prepararnos. Es tiempo más que suficiente para la mentalización. Nos espera un sábado de nervios y de pasión, pero estoy convencido de que será triunfal. Sí, lo vamos a pasar mal, y habrá momentos en que el susto nos recorrerá todo el cuerpo hasta estremecernos, pero al final disfrutaremos de un día para el recuerdo. Dos finales. Sin margen de error y con sólo media hora de intervalo para cambiar el chip. Primero, en Los Cármenes, el Granada CF; después, en el Palacio de Deportes, el CB Granada. Bien es cierto que el '74' también necesita el apoyo ante el líder Numancia en Motril, pero su choque, aún siendo muy importante, no es tan vital como los de los dos anteriores.

El Granada CF, como ya sucedió ante el Lorca, el Mazarrón o el Marbella, se juega todo a una carta. Ganó los tres y ha iniciado camino de escribir una gesta. Pese a todo lo llovido. Necesitará de todo el ánimo posible desde las gradas para superar al Portuense y dar otro pasito más en su desesperado intento de rectificar errores anteriores y meter cabeza entre los elegidos de la Liga. Lleva razón Óscar Cano cuando trata de concienciar de que no es momento para el optimismo desmesurado. El partido a partido está funcionando y hay que seguir en esa línea.

En el CB Granada tampoco vale otra cosa que no sea una victoria. Es el último partido de un play off. Ganar es la permanencia, perder es caer en el abismo. No hay otra. Por eso, en estos días se va a recordar muchísimo el espíritu del día del Huelva -con aquella canasta de John Williams-, Menorca o CAI Zaragoza. Fechas que no sólo representan la historia de la entidad rojiverde sino del deporte local. Su rememoración debe servir de acicate para la afición, cuya masiva presencia en el Palacio es fundamental para que el equipo sienta el aliento de los suyos para mandar a la LEB al Estudiantes.

Todos a una, ayudemos a los nuestros.