Madrid acoge hasta mañana domingo la feria del turismo 'FITUR', que vuelve a sus fechas habituales: las más idóneas para planificar el año. Las perspectivas para Granada son buenas, pero todo dependerá de que logremos doblegar la curva de la covid, que tanto nos atormenta. No es para tirar cohetes, pero Granada -a pesar de la sexta ola- está viviendo un invierno mejor que otros territorios de España, donde los visitantes no han aparecido en las últimas semanas.

Nos jugamos mucho en FITUR y las administraciones competentes en la materia hacen un esfuerzo para echar el resto estos días en promoción y negociaciones con los distintos actores que pueden reportarnos algo. Sin embargo, hay cosas que siguen chirriando como los viajecitos a la feria por el simple hecho de estar y parecer que se hace algo.

Quien prepara una buena agenda de contactos, quien hace un trabajo previo y promueve su territorio con quien debe y donde es oportuno, el que lleva la documentación adecuada al sitio adecuado de la feria está haciendo bien su trabajo. Quien acude a FITUR para hacer una presentación pública de alguna iniciativa ante sus asesores y solo ante los medios de comunicación de Granada allí desplazados, está haciéndose un flaco favor a sí mismo y a sus representados.

Acudir a FITUR es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, ya que el turismo sigue moviendo en Granada una parte importante de la cuenta anual de resultados provinciales. Pero es necesario viajar a Madrid no cargado de ideas que transmitimos solo a nuestra gente de 'Graná', sino cargado de encuentros previamente concertados, de iniciativas que otros de fuera puedan 'comprar' y de proyectos viables que sirvan para algo en la práctica. No vale, por ejemplo, presentar centros de interpretación de 'yo-no-se-qué' que luego están cerrados, webs absurdas, ni rutas que nadie guía o promociona.

Mientras no cambie sustancialmente nuestro modelo productivo (incluso dentro del fenómeno hacia visitas de más calidad y menos cantidad), este sector es una de nuestras tablas de salvación. Por eso creo justificada cualquier inversión pública -bien orientada, como se hace- en promoción del destino Granada. Las empresas de hostelería y turismo hacen bien en reclamar más y mejor inversión pública en ese capítulo. Y hacen bien en acudir también a la feria acompañando a nuestras instituciones. Pero harían mejor si, además, se empeñaran en que el empleo que crean fuera de calidad y digno. Ahora, en demasiados casos, no lo es.