ESTOS últimos días hemos estado muy entretenidos, entre otras cosas, con el asunto del peaje o 'tasa de congestión' que pretende cobrar el alcalde popular de La Línea de la Concepción por el acceso de vehículos a Gibraltar. Aunque de momento los tribunales han impuesto la cordura y el tema ha quedado en suspenso, el edil ha anunciado que este es sólo un primer asalto entre el Ayuntamiento y el Gobierno Central, pero que el combate no ha terminado y que piensa llegar hasta Luxemburgo, si fuera necesario, defendiendo el derecho de la Corporación Municipal a imponer la mencionada tasa.

Aunque pueda parecer pintoresco que las autoridades municipales se arranquen de vez en cuando estableciendo un impuesto de paso, no es de extrañar que, en los tiempos que corren, cualquiera con un poco de imaginación se invente formas novedosas de engrosar las famélicas arcas de los municipios. Como hemos sabido también esta semana, las deudas de los ayuntamientos españoles, aunque desiguales, son verdaderamente impresionantes en algunos casos. No es que hagan pequeñas a las del Estado, pero en algunas ciudades empiezan a adquirir una dimensión que las convierte en asunto de la próxima generación, ya que la nuestra no las podrá pagar. Esto puede no servir como argumento para justificar al emprendedor alcalde de La Línea, pero ayuda a entender algo mejor las urgencias que llevan hoy a muchos a bordear los límites de la legalidad a base de ocurrencias como esta, que viene a ser algo así como si los residentes de Puerta Real tuvieran que pagar una tasa adicional a las del resto de los granadinos por la frecuencia de paso de vehículos por el centro. En el fondo lo que sucede es que la crisis hace que cualquier excusa resulte buena para justificar el 'ordeño' eficiente de la ciudadanía.

En todo caso, lo que a mí me cuesta más trabajo entender es el empeño que el presidente del PP andaluz y en general el partido de este imaginativo alcalde están poniendo en defender la medida. No me sorprendería que defendieran hasta la muerte a la persona, lo que resulta increíble es que la organización política que en España está haciendo bandera de su oposición a la subida de impuestos como el gran cáncer de la crisis, encuentre tan necesaria semejante tasa. Como de costumbre, debe ser que esta tasa es necesaria y las que se inventa el Gobierno del Estado no. Vamos, como pasa con la deuda, la del estado es insoportable, pero la de la Villa y Corte imprescindible para atender las necesidades de los madrileños. ¡Lo que viene siendo la 'ley del embudo'!

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