la clave

Jaime Vázquez / Allegue

Y un pepino

YA no queda nadie al que le importe un pepino el brote de la bacteria E.coli. Ni siquiera en USA se han quedado mirando al cielo. Unos por unas razones, otros por otras, todos se han posicionado ante el pepino para hacer desaparecer, de una vez por todas, el dicho popular por el que un pepino no le importa a nadie.

Suerte que ahora parece haberse demostrado que los pepinos de marras no tienen origen andaluz y que los pepineros granadinos no tienen nada que ver con esta historia. Claro que el daño está hecho y las pérdidas en el sector no han sido pocas. Ahora queda esperar a ver si las promesas que pretenden resarcir el mal son ciertas. En cualquier caso, a nadie ya le importa un pepino la situación que se ha producido. Ni siquiera al monarca español -muy cabreado con los periodistas últimamente- que llegó a decir a los colegas del gremio "lo que os gusta en matarme y ponerme un pino en la tripa todos los días en la prensa. Eso es lo que hacéis la prensa". Quiero pensar que lo que Su Alteza quiso decir fue pepino y no pino. Entre otras cosas porque en el escenario de la tripa el pino -por mucha sangre azul que se tenga- da poco juego, mientras que con el pepino, además de estar de actualidad, ilustra mucho más la imaginación sobre un enfermo aunque éste sea imaginario.

No sé muy bien por qué, pero a mi esta crisis del pepino me recuerda a aquella otra -años atrás- que fue la crisis de Perejil. Será porque tanto lo uno como lo otro forman parte de los ingredientes de un buen gazpacho. Será porque en ambos casos la realeza tuvo mucho que decir. Será porque tanto el pepino como el perejil, la cebolla, el ajo, los pimientos, los tomates y otros ingredientes forman parte de nuestra tierra, de nuestra identidad y de nuestra razón de ser. Al final, como en la crisis de la isla de Perejil, las aguas vuelven a su cauce y todo vuelve a la normalidad. Sólo que a partir de ahora ya no deberíamos decir que nos importa un pepino, para aludir a lo que nos importa un bledo, o que nos importa un pito, o que nos importa un comino porque el pepino sí importa y nos importa mucho.

Menos mal que ya le han puesto nombre al origen del mal y no tienen que remitirse a los pepinos españoles o andaluces o granadinos. Ahora hay que hablar del brote de la bacteria Escherichia coli -E.coli para los que tienen problemas de dicción-. Así que Su Majestad ya se va a poder dirigir a los periodistas sin necesidad de confundir los pinos con los pepinos y sin que la Casa Real se vea abocada a censurar a la prensa, algo muy feo en los tiempos que corren.

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