Pocos acontecimientos le pueden surgir a un autónomo para tener que cerrar su negocio siquiera un día, pues el pan diario depende de eso mismo, de su trabajo diario. Sin duda, una de las causas para no atender a la clientela es la llegada de un hijo a este mundo, por muy revuelto que esté. Es para echar la persiana y poder vivir un día inolvidable. Seguro que los parroquianos más habituales también se alegran por ello.
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