Crónica personal

Pilar Cernuda

Se pinchó el globo

HASTA los más adictos del lugar -que son muchos entre diputados, funcionarios y algún que otro periodista- andaban el martes desinflados al escuchar el discurso del presidente de Gobierno. Lo pronuncia Mariano Rajoy y le habrían llamado catastrofista en todos los idiomas. El Zapatero del debate, soporífero, deslavazado, sin una sola idea imaginativa, no tenía nada que con el ZP que hace nada se comía el mundo y dedicaba brillantes descalificativos a Rajoy y a casi todos los dirigentes de los distintos partidos de la oposición. Dirigentes, por cierto, que unánimenente se mostraron mordaces, críticos y distantes con Zapatero, aunque algunos de ellos han protagonizado en el pasado reciente apasionantes escenas de amor con el presidente de Gobierno cuando había dineros por medio para repartir en sus comunidades de origen.

Aparte de repetir lo que ha dicho hasta la saciedad, transmitía hartazgo por todos los poros, se le notaba desganado y falto de empuje. Y encima, su propuesta estrella, reducir en mil quinientos millones el gasto público para garantizar las prestaciones, resulta, primero, que era una propuesta que había hecho el PP semanas antes y que el PSOE había rechazado y, segundo, que con ese dinero se puede pagar todo lo más dos meses de prestaciones tal como está el panorama. Luego se pasó el presidente varios minutos contando y cantando las excelencias del ICO, lo que provocó una incomodidad manifiesta no solo entre los bancos de la oposición -las cifras de los créditos que concede el ICO son de dominio público y es evidente que no se puede creer que de ahí vengan soluciones a nada, sus dirigentes son más avaros en el crédito que los bancos privados- sino incluso entre diputados socialistas, que han escuchado las angustias de quienes acuden sin éxito al Instituto en busca de solución a sus problemas.

Zapatero advirtió que no se había tocado fondo y que no veía la luz al final del túnel. Por mucho menos en tiempos electorales llamó antipatriotas a los dirigentes del PP y a los periodistas, analistas y observadores que decían que el presidente engañaba respecto a la situación, que iban a venir muy mal dadas y que el paro podría dispararse si no se tomaban medidas de corrección en la política económica del gobierno.

Zapatero y Solbes no resisten ya las hemerotecas y las videotecas, y se nota que no aguantan que Rajoy, Montoro, Durán i Lleida, Rosa Díez o Erkoreka les saquen los colores. Que lo hacen ya todos los días, ha empezado el periodo de sesiones y por tanto los miércoles de control al Gobierno. Este primero ha sido patético: se ha desinflado el globo de ZP. Se nota a la legua que no sabe para dónde tirar.

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