No todo el mundo puede irse de vacaciones a la costa para pasar unos días frente al mar. Pero esa no es excusa que valga para no poder sentarse bajo una sombrilla y disfrutar del paisaje. Cualquier sitio es bueno para plantar el quitasol, colocar una silla y sentarse a dejar pasar el tiempo. Las vistas son lo de menos en este caso. Basta con cerrar los ojos e imaginarse cualquier lejano paisaje paradisiaco. Se ve que la idea ha calado y poco a poco las sombrillas se están extendiendo por los campos cercanos a la ciudad.

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