Los políticos y los pañales

De niño quería ser practicante para ver culos, pero un día descubrí que tenía más morbo escribir en un periódico

Llevo cuarenta años en esto. Casi todo lo que he escrito ha sido impreso en una rotativa. Alguien decía que el periodismo era muy narcotizante y que si dejas de hacerlo te entra el mono. Mi familia dice que el periodismo es un ladrón porque les ha robado el tiempo de estar conmigo. Es verdad. Yo de niño quería ser practicante, solo para ver culos. Pero un día descubrí que tenía más morbo escribir en un periódico. Empecé con cartas al director. Me enteraba de que había una farola fundida en mi barrio y le escribía al director del periódico. Desde entonces le he dado a todos los palos. Hasta he sido enviado especial a una guerra: la de las sombrillas, que libró el Ayuntamiento de Almuñécar con los veraneantes a cuenta de los parasoles que plantaban en la playa. Pero el periodismo que más me seduce es el de las pasiones humanas, las cosas que le ocurren a la gente cuando les va mal la vida. Me gusta escribir sobre personas con mala suerte y almas malgastadas. También me gusta el periodismo local, que consiste en contar en el periódico lo que has oído un día antes en el covirán o en el autobús. No me gusta escribir sobre los políticos porque, como decía Bernard Shaw, son como los pañales, que hay que cambiar de vez en cuando por el mismo motivo por el que se les cambia a los bebés. Si escribiera de política me repetiría mucho, siempre diría lo mismo. Fíjense la que tienen liada ahora en el Ayuntamiento de Granada, paralizado por ese "quítame tú que me ponga yo" desde hace tiempo. Por muchas vueltas que le doy al asunto siempre acabo pensando que los ciudadanos no nos merecemos los políticos que tenemos. La política está ya tan degradada que se está perdiendo la confianza en las propias instituciones. Los partidos políticos se han convertido en máquinas de votantes desmotivados, decepcionados, cuando no ultrajados por las promesas electorales. Ahora los granadinos se están preguntando que si el Ayuntamiento está funcionando con un alcalde y un concejal… ¿para qué demonios necesitamos 27 concejales? La misma pregunta nos podríamos hacer en el Parlamento nacional, en el Senado, en los parlamentos regionales, en las Diputaciones… Y por mucho que escriba sobre eso, siempre llego a la misma conclusión: Nos faltan líderes y nos sobran paniaguados y saltabalates. Pero eso todo el mundo lo sabe y se cansa uno de decir siempre lo mismo. Es como dar clase en un aula vacía.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios