Ese polvo sahariano

Tras tener en la cafetería una charla distendida sobre la calima en el desayuno oí la radio y se jodió el día

Casi todas las mañanas desayuno en una agradable cafetería con nombre de primera luz del día en donde es frecuente que se desarrolle una conversación informal en torno a una cuestión. El tema de conversación de ayer fue sobre cómo habían amanecido los coches a causa de ese polvo rojizo que se había adueñado del ambiente. Paco el pintor dijo que él ni se había dado cuenta de esa circunstancia porque su coche era rojo. Ángel el bombero, que siempre tiene el sentido del humor afilado, como un buen carnicero de las emociones, decía que esa calima en marzo que había dado a las ciudades es aspecto de sala de fiestas, era la señal más clara de que nos están robando los inviernos y de que el frío que sentíamos en nuestra infancia había desaparecido. Comentaba que cuando él era pequeño su casa era tan fría que si abría la puerta se enfriaba la calle. Pepe el taxista, que había pasado su infancia en Cástaras, dijo en ese mismo tono desenfadado que él cuando era chico hacía tanto frío que cuando hablaban los vecinos las palabras salían con estalactitas. Eran aquellos unos inviernos crudos en los que se metía un viento crudo en los huesos y en nuestras orejas salían unos salpullidos que se llamaban sabañones. El ambiente en la cafetería era genial. Nos reíamos con cada ocurrencia. Hasta de la de Manolín, que dijo que él se había alegrado mucho al ver tanto polvo encima de los vehículos que dormían en la calle. Y es que Manolín regenta el lavadero de coches del barrio. Todos los parroquianos de la cafetería manteníamos una charla distendida y no exenta de risas. Para mí es importante comenzar el día con optimismo y confianza no solo en la humanidad, sino en mis vecinos, que son los que más cerca tengo. Camino del colegio al que llevo a mis nietos traté de que ellos asimilaran el mensaje de lo importante que es contagiar de alegría y optimismo a aquellos que te rodean.

Cuando dejé a los nietos se me ocurrió utilizar el móvil para oír los informativos de la radio y saber la última hora de lo que está pasando en el mundo: la guerra de Putin, los precios de la gasolina y del gas, la huelga de los transportistas… Total, que se jodió el día. Hasta llegué a pensar que ese polvo rojo en el ambiente es una señal distópica que nos está anunciando una catástrofe. El apocalipsis total.

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