De aquellos polvos

Hay políticos en nuestro Gobierno español, socios destacados, que propugnan ideas de esa clase para España

Desde ningún punto de vista, desde ninguna posición verdaderamente seria, constructiva y positivamente valorable puede considerarse esta ola de acciones iconoclastas contra la cultura española y contra la propia historia de España y de América, que viene produciéndose en diferentes ciudades americanas, incluso españolas. El revisionismo de "lo español" viene dado de principio por el propio revisionismo despreciativo que se viene produciendo en nuestro propio país, propiciado y alimentado por fuerzas políticas de esas llamadas "antisistema" que, con distintos nombre y siglas se sientan, legítimamente por cierto, en nuestros días en parlamentos autonómicos y hasta en las cámaras legislativas del Parlamento Nacional. ¡Qué digo cámaras autonómicas!, en el mismo Gobierno, vicepresidido por el fundador y con varios ministros de uno de estos partidos o agrupaciones de partidos que nada tienen que ver con métodos analíticos sociales, científicos y honestos en la observación y propuestas de avance social o político. Y sí mucho más con movimientos íntimamente ligados a antisociales ideologías reaccionarias de la anticuada y peligrosa izquierda bolchevique y totalitaria y muy bien disfrazados de aparentes propuestas progresistas, en la realidad muy superadas en occidente desde la desaparición del Muro de Berlín y la disolución de los gobiernos de corte soviético.

Ideologías que subsisten, también y con especial fuerza, como bacterias saprofíticas, en algunos anquilosados países de Hispanoamérica, llegando a ser tan contraproducentes, en las sociedades en las que nacieron, al grito de una falsa y embaucadora libertad, hoy con enormes dificultades de todo tipo, pero que aún llegan a destruir las propias sociedades, que subyugan a punta de bala, convirtiendo en verdaderas quimeras las ideas de libertad que puedan tener los desamparados ciudadanos de aquellos casi fallidos países.

Su apoyo es el desconocimiento, la falta de cultura y de la propia estima como naciones que fueron libres y hoy ni siquiera son verdaderamente soberanas, sino al contrario, se han convertido en territorios sin más ley que la voluntad y el capricho de sus amos que, lejos de gobernarlas en el interés social, hacen a sus habitantes gastar la vida subyugados por la voluntad de aquellos dictadores despreciables, que no conceden valor alguno ni a las naciones ni a los ciudadanos que las pueblan, en medio del caos, del desastre, económico, ideológico, social, cultural y humano en general, disolviéndose lentamente en una efervescencia que engulle y anula con las cárceles y con la muerte cualquier voluntad libre.

Hay políticos en nuestro Gobierno español, socios destacados, que propugnan ideas de esa clase para España. Estos lodos… ¿O no?

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