FRENTE al discurso triunfalista de nuestros gobernantes, que indigna a quienes padecen, directa o indirectamente, las consecuencias de las políticas de austeridad y los recortes, la UGT opone en la manifestación de hoy un discurso realista que refleja el día a día de los trabajadores y trabajadoras y sus familias. Un discurso que describe la cruda realidad de las personas en desempleo que buscan desesperadamente una oportunidad para ganarse la vida y no la encuentran; personas que hace tiempo agotaron las prestaciones y subsidios y que malviven gracias a los comedores sociales y a la ayuda solidaria de familiares y amigos; jóvenes que ante la ausencia de expectativas hicieron su maleta para buscar un futuro lejos de su tierra; mujeres 'obligadas' a abandonar su trabajo precario para poder atender a dependientes y tareas domésticas; personas mayores de 45 años, inmigrantes, con discapacidad, expulsadas del mercado de trabajo, hartas de entregar currículos y de esperar sin esperanza que se les abran alguna puerta; pensionistas que con una mermada pensión sientan a su mesa a hijos y nietos, y atienden sus necesidades básicas; autónomos 'falsos', obligados por su único empleador a aceptar un 'salario' indecente y a pagar de su bolsillo la Seguridad Social; personas que malviven en hogares donde ya no entra ningún ingreso y están en riesgo de pobreza y exclusión social…

Ante esta palpable regresión económica y social, que evidencia el fracaso de las políticas de recortes y austeridad extrema, es imposible dar por bueno el diagnóstico de la recuperación y la salida de la crisis que hace el Gobierno.

Es cierto que el cambio de ciclo económico, debido en gran parte a factores que nada tienen que ver con la política económica del Gobierno, como la devaluación del euro frente al dólar, la bajada del precio del petróleo o la política monetaria del Banco Central Europeo, se está traduciendo en una mejora de los datos macroeconómicos, pero no en una mejora de la economía real y la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas.

Por eso, este 1 de Mayo, los trabajadores y trabajadoras hemos de reivindicar un cambio urgente en la política económica de nuestro país que se traduzca en una salida de la crisis más justa y sostenible; que incluya la derogación de la reforma laboral de 2012 y restituya los derechos perdidos; reactive la actividad y la creación de empleo estable y con derechos, tanto en el sector público como en el sector privado; impulse un cambio de modelo productivo; reforme el sistema energético; incorpore una reforma fiscal integral y la lucha contra el fraude; normalice las relaciones laborales y fortalezca la actividad sindical y la negociación colectiva; contemple el incremento de los salarios, la retirada de la reforma de las pensiones impuesta por el Gobierno del PP, la mejora del sistema de prestaciones por desempleo y la introducción de una nueva prestación de Ingresos Mínimos; complete la integración de las empleadas de hogar en el Régimen General de la Seguridad Social; implemente medidas eficaces para favorecer la corresponsabilidad de hombres y mujeres; e introduzca medidas urgentes y eficaces para erradicar el drama de los desahucios.

Un cambio de política económica que ha de venir acompañado de un mayor sentido de la responsabilidad de empresarios y Administraciones, para que antepongan los intereses generales de la ciudadanía a sus intereses particulares y realicen, al menos, el mismo esfuerzo solidario que han hecho los trabajadores en los peores años de la crisis.

La UGT, en este Día Internacional del Trabajo, convencida de que sólo desde la solidaridad es posible avanzar hacia un camino de progreso para todos los ciudadanos y ciudadanas, refuerza además su compromiso, junto al sindicalismo internacional, por la paz y un nuevo orden internacional que sirva para promover más y mejor empleo, mayores cotas de democracia y libertad, solidaridad, justicia social y sostenibilidad medioambiental.