¿Qué puedes hacer tú?

La ciudadanía debe estar a la altura del desafío al que nos enfrentamos; no vale el sálvese quien pueda

Lleva días Granada, como media España, sumida en una niebla opaca que llega desde África, precisamente desde las arenas del Sahara. Y esa niebla rojiza se suma al encarecimiento desmedido e incomprensible de la electricidad. Y se une al desasosiego que la guerra de Ucrania nos ha traído, junto a la subida de precios y la espiral de protestas que esto ha desatado y el desabastecimiento de productos, a veces real y a veces impostado, y se mezcla también con las dificultades que arrastra el mundo rural y todo el sector primario. Y, al final, estamos ante un panorama poco menos que apocalíptico, caldo de cultivo perfecto para el triunfo de la demagogia.

En este contexto, tan difícil hasta de describir, es cuando más necesaria se hace la fe en la democracia. Por mucho que nos tienten las soluciones rápidas, las respuestas técnicas o las huidas hacia delante, un estado fuerte y comprometido con la justicia social es la única garantía de que nadie se quede atrás.

Quien tiene la responsabilidad de gobernar en estas circunstancias ha de afrontar retos de difícil respuesta. Da igual el nivel de responsabilidad: tan importante es solucionar el paro del transporte como mantener las calles limpias de arena del desierto. Ambas cosas, tan distintas, son al fin y al cabo territorio de ese espacio que con tanta frecuencia se pretende ocultar, el de lo común, lo de toda la ciudadanía. Ese espacio del que debe ocuparse la política, hoy más necesaria que nunca. Entendiendo la política como "aquello que involucra a la ciudadanía y a los asuntos públicos".

Y si en momentos como estos es necesario que quienes se ocupan de los asuntos públicos tengan altura de miras y responsabilidad, también la ciudadanía, en su conjunto, debe estar a la altura del desafío al que nos enfrentamos. Ahora no valen el sálvese quien pueda, no nos sirven los señuelos que el ultraliberalismo económico nos lanza cada día a través de canales cada vez más y más sofisticados. Ahora más que nunca es necesario pensar en lo común, en lo del grupo. La ciudadanía tiene mucho que decir, pero también tiene mucho que hacer. No vale con un voto cada cuatro años, aunque sea necesario. Estos siguen siendo malos tiempos para la lírica y necesitamos que vuelvan a ponerse de moda viejos conceptos como el diálogo, el consenso, el compromiso, la solidaridad. Si personajes tan dispares como Alejandro Magno o John F. Kennedy lo tenían claro, debemos preguntárnoslo: ¿qué puedes hacer tú?

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