Si quiere leer esta columna, pulse uno

En breves momentos le atenderé. Pero antes diga alto y claro el motivo de sus ganas de leer esta columna

Está usted, querido lector, a punto de leer una de mis columnas. Si quiere que sea de humor, pulse o diga uno; si quiere que sea sobre la política, pulse o diga dos; si quiere que sea costumbrista, pulse o diga tres; si quiere que ponga verde a alguien, pulse o diga cuatro; si quiere una de interés general, pulse o diga cinco; si no quiere ninguna de estas opciones, pase a la siguiente página.

-Joder. Hummm.

-Lo siento, no le he escuchado bien. Repito: si quiere que sea de humor, pulse o diga uno; si quiere que sea sobre la política, pulse o diga dos; si quiere que sea costumbrista, pulse o diga tres; si quiere que ponga verde a alguien, pulse o diga cuatro; si quiere una de interés general, pulse o diga cinco; si no quiere ninguna de estas opciones, pase a la siguiente página.

-De interés general.

-Ha dicho usted de interés general. Le ruego que sea más específico. La quiere anecdótica, sensible, irónica…

-Irónica.

-Ha dicho usted irónica. De acuerdo, en estos momentos todas mis neuronas están ocupadas. En breves momentos le atenderé. Mientras tanto puede usted escuchar el tango Fumando espero interpretado por Sara Montiel.

-Ya empezamos con la musiquilla.

-Le ruego que permanezca a la espera. Y le recuerdo que si quiere leer otros de mis artículos puede consultarlos en mi página web o en la edición digital de este periódico.

("Fumando espero/al hombre a quien yo quiero/tras los cristales/de alegres ventanales")

-Lo siento, todas mis neuronas siguen ocupadas. Le ruego que permanezca a la espera. En breves momentos le atenderé.

("Y mientras fumo/mi vida no consumo/porque flotando el humo/me suelo adormecer")

-Le informo que si desea contratar otro servicio, en los quioscos hay más opciones. Sin embargo yo le ofrezco variedad y credibilidad. Le comunico que la espera puede durar unos minutos.

-Hasta la polla estoy de tanta espera.

-Lo siento, todas mis neuronas siguen ocupadas. En breves momentos le atenderé. Pero antes diga alto y claro el motivo de sus ganas de leer esta columna.

-¡Vete a la mierda!

-Lo siento, no lo he entendido. Repita.

-¡Qué te vayas a la mierda!

-Lo siento pero sigo sin entenderle. La columna se ha terminado. Le ruego que espere a la próxima semana.

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