La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

¿Qué quiere de nosotros?

Es razonable que Casado no caiga en la tentación de la ira, ni en la respuesta de la soberbia

Le preguntaba Casado a Sánchez el pasado jueves en los términos que describe el título de este artículo, durante el debate sobre la prórroga del estado de alarma, con la cara de asombro de quien acababa de ser insultado de manera infame por ese lastre del PSOE apellidada Lastra.

El presidente más mentiroso que jamás pisó Moncloa, y mira que el nivel estaba alto, además de soltar medias verdades desde la tribuna, acababa de pedirle unidad con el mismo tono melifluo con el que Rick le susurraba a Sam en Casablanca que la tocase de nuevo.

Pero llegó la tamborilera de la banda al atril, la encargada por Sánchez de torpedear puentes con histrionismo, desentonando el compás al andar, aporreando el tambor de Calanda con la ira desmedida, el insulto grueso y el verbo faltón exprimido hasta la misma piel del agrio limón. Apretando dientes parecía rogar a Casado: "Cabréese coño, que lo preferimos cabreado".

Cómo se puede entender si no, que pidan unidad y lealtad al principal partido de la oposición, y aunque éste las de, subir allí como tenaza sacándole las uñas al "Valera" en el Crimen de Cuenca, a torpedear cualquier posible acuerdo por el interés general.

Detectaron un Casado proclive a negociar un acuerdo, con todos los matices lógicos. Así, la estrategia pasaba entonces por sacar el dóberman e impedirlo; poner al líder del PP como un guiñapo. A tal nivel, que claudicara ofendido y ofuscado; y que respondiera arremangándose retador, a lo Peaky Blinders: ¿queréis pelea?

El domingo, Mentiránchez ejerció de nuevo el cinismo pidiendo rebajar la escalada agresiva del lenguaje político. Sacó la hipocresía del revólver y empezó a regalarnos cursiladas repletas de doble intención y mucha insinceridad. A Iván y Pedro les conviene un relato, uno concreto, y en ello están: la división entre buenos (ellos) y muy malos (oposición). Esa ruta de consenso unidireccional pedrosanchista, solo les interesa para repartir culpas que únicamente al Gobierno pertenecen. Aún así, bien haría Casado en no regalar a Sánchez la baza de la no negociación siquiera.

En el relato de Iván y Pedro para el futuro, el consenso con los constitucionalistas no es el camino electoral elegido. En su batalla por el cuento, Sánchez es la vela del candil, la única luz posible para iluminar el camino que la derecha oscurece. Es razonable que Casado no caiga en la tentación de la ira, ni en la respuesta de la soberbia. Hacerlo sería la mejor noticia para el sanchismo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios