Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Un rayo de esperanza

El elixir del 'Granadexit' podría procurarle a Garnata su tierra y su libertad, liberarse de las cadenas impuestas por Infante

La manzana blanquiverde de la discordia que Híspalis y Malaka, enfurecidas, enviaron a Garnata le provocó enormes desdichas que se unieron a su ya desgraciada andadura por el turbador universo infantiano andaluz. Aislamiento, desconexión, desprestigio,... que, junto al despojo de todas sus posesiones y privilegios y a su condena al ostracismo más absoluto, la sumieron en un abatimiento aún mayor.

Los que aceptó como padres, las que trató como hermanas, todos habían orquestado su condenación a vagar por ese falsario espacio-tiempo, sumiéndola en la más absoluta postergación. Pero en su desventurada situación, las palabras de aquel anciano ilustrado, Seques de Luceto, sobre un elixir de libertad, seguían resonando en su interior. El elixir del Garnadexit …, mágica poción que podría procurarle recuperar su tierra y su libertad. Liberarse de esas pesadas y dolorosas cadenas impuestas por Infante y Andalucía, que ni eran sus padres ni eran su patria.

Sumida en estos pensamientos, en ese cosmos ingrávido seguían flotando referéndums, abstenciones, nóes, panfletos andalucistas, nacionalidades histéricas, identidades imaginarias, estatutos indigenistas, dictaduras desmoralizantes, patronatos perniciosos…, incluso tuvo reflejos para esquivar un voluminoso ERE que le pasó rozando.

¿Has comprendido Garnata la dimensión del elixir de tu libertad? La devolvió a la realidad Seques. Debes seguir tu propia senda -continuó el erudito-, muchos luchadores de tu causa te ayudarán a alcanzarla…

Llévate el elixir de tu éxito, el elixir del Garnadexit, y apresúrate a tomarlo si quieres escapar ya de tu larga condena. No te dejes embaucar por lobos disfrazados de corderos amigos, de corderos hermanos, de corderos que dicen representarte, pero que nunca lo han hecho ni lo harán. Los encontrarás a cientos en tu desventurada condena, pero sólo te traerán más desdicha y prolongarán más aún tu desgraciado periplo por el universo andaluz.

El elixir del Garnadexit reposaba en un delicado frasco del vidrio dorado más sutil jamás conocido. Entre sus hermosos ornamentos se dejaba entrever un fluido de color verde esmeralda. Verde esperanza, como el de los campos, los pastos y la vega de mi amada tierra -pensó Garnata-. No te demores en tomarlo -le repetía el sabio- mientras dos gigantes giraldas le agarraban por los brazos y lo arrastraban hacia una lejana nebulosa. En la lejanía se le oyó insistir: no te demores en tomar el elixir del Garnadexit, si no será tu condenación. Y Garnata dejó de oír a Seques.

Mientras, en el olimpo andaluz, Bleus Infame, esperaba en su áureo trono su coronación como excelsa divinidad.

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