Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

La rebelión del dinero

En mi ignorancia socrática, me aventuro a recomendar algunas iniciativas destinadas a ahorrar y aliviar la crisis perpetua

La posibilidad de que el Gobierno socialista, con el apoyo de Unidos Podemos, impulse medidas para disminuir la creciente desigualdad social ha provocado la inmediata alineación de los astros del dinero. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE) se han apresurado a defender la reforma laboral del PP y a dictaminar que el incremento del salario mínimo pone en riesgo las previsiones de crecimiento económico. La otra campeona del mercado global, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), se ha expresado con mayor timidez. Acepta la subida de sueldos, que sitúa entre los más bajos de Europa, pero sugiere que se atrase aún más la edad de jubilación fijada en los 67 años.

Cualquier historiador de la economía podría argumentar que las autoridades económicas se han situado a la extrema derecha del padre del liberalismo, del mismísimo Adam Smith, quien dejó escrito que "ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si la mayoría de sus miembros son pobres y desdichados". Y cualquier iluso radical podría aventurar que nos encontramos ante un ataque coordinado de los amos del universo, ante un aviso a navegantes con un mensaje meridiano: la izquierda puede gobernar siempre que desarrolle una política económica de derechas. En caso contrario, caerá sobre el país una tormenta de azufre, fuego y disparate de la prima de riesgo.

Yo no me atrevo a tanto. Yo diría que estos señores y señoras (los del FMI, la OCDE y la CE) saben mucho y yo sólo sé que no sé nada. Ahora que, en mi ignorancia socrática, me aventuro a recomendar algunas iniciativas destinadas a ahorrar y aliviar la crisis perpetua que están destinadas a sufrir varias generaciones de españoles. La primera consiste en liberalizar y abaratar el coste del Lexatín, el Valium y el Tranxilium para evitar estallidos sociales y cerebrales. La segunda pasa por la desaparición de los gobiernos y parlamentos autonómicos y nacionales y la aplicación de una reforma electoral que permita votar directamente a los dirigentes del FMI, la OCDE y Alemania, que al cabo son los ideólogos y dictadores económicos. Y la tercera consiste en asumir sin reproche las recetas impuestas desde el derrocamiento y asesinato de Salvador Allende y miles de sus compatriotas que dio paso al ensayo en Chile de las teorías de Milton Friedman y la Escuela de Chicago. ¡El turboliberalismo! ¡La apoteosis de la riqueza privada y de la miseria pública! ¡La transformación del Estado Social de Derecho en el Estado Social de Derechas! ¡Eso es!

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