La reconquista de Cataluña

Tiene el sueño de rectificar con otro tripartito. Pero dando alegrías a la independencia se va hacia la independencia

En estos momentos, Cataluña es un problema irresoluble y, además, no tiene solución. Los independentistas piden lo imposible. Sin embargo, ni la derecha ni la izquierda ofrecen un plan coherente para que Cataluña siga siendo española, con el apoyo de la mayoría de sus habitantes. Sólo se conseguiría ganando la Generalitat en unas elecciones, y convenciéndolos de que tienen más ventajas que inconvenientes en la España de las autonomías. Para ganar unas elecciones catalanas hubo una gran oportunidad en 2017, cuando Ciutadans fue el partido más votado. Lo gestionaron muy mal; y es uno de los motivos del fracaso posterior de Ciudadanos, que no se arreglará con el traslado de Inés Arrimadas a Madrid. Ahora todo lo que se oye va encaminado hacia la independencia.

El PSOE ha fracasado en Cataluña por culpa del PSC. En vez de meterle mano al PSC, se han echado en brazos de Miquel Iceta, un político circense. El PSOE y el PSC fracasaron en sus tripartitos con ERC y con los ecocomunistas pre-podemitas. Ahí perdieron otra oportunidad histórica de reconducir a Cataluña. Después Zapatero dio alas a Artur Mas. La receta de Pedro Sánchez consiste en hacer el juego a ERC, con el sueño utópico de rectificar el rumbo con otro tripartito. Pero dando alegrías a la independencia sólo se va hacia la independencia. Los barones menos dóciles se lo deben explicar. Para el PSOE, la independencia sería mortal, pues después llegaría su entierro político en España.

En la derecha se imponen los criterios de Madrid, que le quiere quitar todo a Barcelona: las empresas que cambian de sede, la Liga de fútbol, el congreso de Mobile World... Además de dejar sin nada a los catalanes, se pide la aplicación del artículo 155 y la reconversión de TV3 en una sucursal de Tele Madrid. Y cambiar los libros de texto, y que hablen poco en catalán. Como es natural, así no ganarán nunca unas elecciones en Cataluña, donde el PP puede acabar como partido extraparlamentario. Con esos argumentos no van a conseguir el apoyo de los catalanes, aunque seguirán engordando a Vox en el resto de España.

La reconquista de Cataluña no se puede ganar bajándose los pantalones en una mesa de diálogo, para que unos exijan y los otros pongan el aparato. Ni tampoco sacando los tanques a las calles, ni queriendo que Barcelona sea tan chulapona como Madrid. El problema se agrava porque unos no creen en España, ni los otros en Cataluña, que se la habrán inventado, sí, pero existe.

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