Si la retahíla de refranes respecto a la ambrosía pluvial de los meses de abril y mayo fue protagonista ayer, hoy volvemos con otro que recuerda que 'después de la tormenta siempre llega la calma'. Y esta es la viva imagen de lo que se avecina. Las precipitaciones se van tarde -podrían haber respetado la Semana Santa- pero se van. Y lo que queda es su huella deleble en el paisaje y una cierta nostalgia humedecida que dará paso a lo que popularmente se le conoce como 'buen tiempo'. Cielos despejados y nubes en plena diáspora antes de un fin de semana soleado.

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