La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

El relato

Lo que va del Aquarius al Open Arms no es el color de piel o la procedencia, sino el momento político personal de Sánchez

El relato es esa pieza subjetiva con la que líderes políticos dibujan las razones que argumentan las propias decisiones, generalmente encaminadas al usufructo electoral de su ego más que a satisfacer los intereses generales del pueblo. Es construir justificaciones para la propia supervivencia política basándose en la relatividad de su bien trazado argumentario. O sea, la media verdad con la que oficializan dulcemente sus mentiras.

Especialmente insistente es el ánimo embaucador del actual presidente en funciones, Dr. Sánchez, capaz de decir lo uno y lo contrario dependiendo del interés político del momento. Lo que va del Aquarius al Open Arms no es el color de piel o procedencia de rescatadores y rescatados, sino el momento político personal de un presidente como Sánchez, activista de su vanidad más empalagosa. Lo suyo son bandazos políticos y posturales, basados en la necesidad de abundar en el relato partidista, ese refugio de la indolencia intelectual, y no en la lógica ideológica, derrotada ésta como está por la cruda realidad. Sus principios políticos se deciden según convenga. Le va bien así, con Iván Redondo, el gran chamán de Moncloa, al mando de la brujería.

Que no pactaré jamás con Bildu, pero accede a la presidencia de Navarra con su abstención activa. Huarte a cambio. Que nada salvará mi amor por ti, España de mis amores, pero allá donde los separatistas lo necesiten que cuenten con el PSOE que él dirige, de muleta fiel. Y se las trae tiesas Falconman intentando sablear al efímero Pablo Iglesias para dejarle con las culpas por la no investidura progresista, en la misma puerta de sus sueños. Señuelos Pedro, pero Franco ahí sigue, donde decían que había que sacarlo urgentemente.

Para apariencia de su relato no dudan en usar la institución que preside Sánchez para hacerse una campañita baratita, luciendo 300 mediáticas razones electorales, sin explicar que su oferta es puro postureo y propaganda más que intención verdadera. Tratan de compungir los sentimientos ideológicos más profundos de sus electores con desdoro de la verdad, pero con apego a la eficacia de la mentira reiteradamente repetida.

Nos quieren de simples horquilleros bajo el manto de sus intereses. Que ni siquiera corra el aire de la divergencia, más allá de su control. Y nos proponen su verdad, mutilada de silencios por donde sus argumentos presentan más aristas. Su relato es esa construcción que pintan de colores sobre la tozuda realidad gris, casi negra.

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