En tránsito

eduardo / jordá

L os dos relatos

LEOPOLDO María Panero, el poeta que murió la semana pasada en un psiquiátrico, solía decir que él no estaba loco, sino que era España la que lo estaba. Y a veces uno está tentado de darle la razón, sobre todo si pensamos en la instrumentación política que cada uno de los bandos ideológicos de este país -esas dos realidades platónicas que podríamos llamar la derecha y la izquierda- hicieron de los atentados del 11-M. Esos atentados supusieron la prueba más terrible que hemos vivido en los últimos cincuenta años, pero políticos y periodistas empezaron a instrumentalizar la matanza con el fin de sacarle rédito político. Había casi doscientos muertos de por medio, y más de mil heridos y un sinfín de familias destrozadas, pero eso daba igual. Lo importante era sacarle partido a la tragedia.

Simplificando, la interpretación A -la de la derecha- quiso culpar primero a ETA y luego al PSOE, mientras que la interpretación B -la de la izquierda- culpaba al PP por el apoyo de Aznar a la guerra de Iraq. A los verdaderos causantes de la matanza, a los yihadistas que pusieron las bombas, no los culpó nadie en un principio, porque toda la energía se iba en buscar culpables próximos que pudiera servir a los intereses políticos de cada bando. Y así se crearon dos modelos de relato que prácticamente han llegado hasta hoy. Para el modelo A, todo se debía a una estrambótica conjura de los servicios secretos marroquíes y la policía afín al PSOE, es decir, una auténtica barbaridad que ninguna persona inteligente podía tragarse (pero yo conozco personas inteligentes que estaban convencidas de que esto había sido así). Y el modelo B (la izquierda) hacía recaer toda la responsabilidad en la decisión de Aznar de apoyar la invasión de Iraq, como si matar a 200 civiles indefensos en unos trenes, y dejar heridos a más de mil, fuera una reacción justificable por parte de unos pobres desesperados que no tenían otra forma de repeler una agresión. O peor aún, como si esos atentados fueran un acto de legítima defensa por parte de los musulmanes agredidos por Bush y Blair y Aznar. Y mucho peor aún, como si Al Qaeda no llevara años reivindicando Al Ándalus y acusándonos de ser un país corrupto e invasor de tierras islámicas. Hace falta ser muy obtuso para creerse que sólo la guerra de Iraq fue la causa de los atentados, pero yo también conozco a personas inteligentes que están convencidas de que todo fue así. Aunque esto quizá se deba, como decía Panero, a que el loco no era él, sino España.

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