Es normal que en un sistema como el actual una de las palabras comodín sea vender. Y, por supuesto, lo que le sigue que es comprar. Pedimos a los políticos que no se vendan ni comercien con el voto, pero a su vez pedimos que vendan bien su gestión y las virtudes de la tierra en la que gobiernan. Vivimos en un mundo dominado por las marcas (cada día hay más ya sea con mucho sabor o añadiéndolo a la matrícula 'GR' una 'X') y en el que lo que comúnmente se ha conocido como 'vendemantas' (ahora expertos en marketing o coach) invitan a los ciudadanos y a los gestores a que sepan venderse ya que parece ser tan importante lo que se hace como lo que se aparenta o lo que se vende. Es todo un guirigay, un mundo desconcertante en el que los comerciales ya no van puerta a puerta vendiendo sino que lo hacen rebote a rebote desde sus modernos aparatos electrónicos. A ver sin con tanto experto en marketing pululando por el aire, los políticos venden mejor entre todos una Granada que se vende por sí sola y que dejemos a veces de respirar tanto humo y contaminación.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios