La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Entre el sainete y la tragedia

El sainete de los niños no es una anécdota sino otra demostración de la incompetencia del Gobierno

Este Gobierno escucha" dijo el ministro Illa al atardecer, intentando convertir en un acierto la rectificación forzada por el clamor de todos los partidos, toda la sociedad y todos los expertos ante el error garrafal cometido esa misma mañana. "Está claro que el Gobierno escucha y es humilde", dijo al día siguiente la ministra Darias insistiendo en ese mismo blanquear lo negro.

El caso es que el Consejo de Ministros, ojo, el Consejo de Ministros nada más y nada menos, no una reunión de coleguitas (¿o sí?) jugando a políticos, decidió por la mañana la estupidez de permitir la salida a los menores de 14 años para ir a bancos, farmacias y supermercados (cosa por otra parte ya autorizada en caso de necesidad). Y que al mediodía María Jesús Montero, ojo, Montero, la portavoz del Gobierno, no uno de los personajes de la infame comedia de situación sobre el confinamiento que escupe TVE, lo hizo público en una comparecencia oficial ante todos los medios. Importante: hasta ese momento el Gobierno estaba seguro de lo acertado de su decisión. Preguntada por la absurda y peligrosa medida Montero afirmó que "es igual a lo que dijo Sánchez, no hay ninguna contradicción". Preguntada si los niños no están más en peligro dentro de un supermercado que al aire libre, Montero contestó: "los supermercados están muy controlados para que las distancias se guarden". Y esto es literal, no bulo.

Estalló lo que estalló e Illa se vio obligado, seis horas después, a rectificar. En estas manos estamos. No extraña leer estos titulares: "El fin de las restricciones se iniciará sin saber la incidencia de la pandemia", "El Gobierno trata de recuperar el dinero de los test defectuosos tras comprobar que el reemplazo tampoco funciona", "El uso de mascarillas defectuosas obliga a aislar a más de mil sanitarios" (todos de El País, ¿eh?).

Mientras tanto la peste yihadista, otro virus, sigue entre nosotros. Ha sido detenido en Almería el rapero egipcio afincado en Londres -donde vivía en el lujoso distrito de Maida Vale, Westminster- Abdel-Majed Abdel Bary, uno de los terroristas más peligrosos y buscados. Había llegado a España en una patera. Evidencias que no son bulos: el yihadismo no es solo hijo de la miseria y las pateras pueden traer terroristas. Esto no debe alimentar ni la islamofobia ni la xenofobia, pero tampoco puede ignorarlo una Europa herida y empobrecida en peligro de desunión.

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