La tribuna

Francisco Carbonero Cantador

29-S: nos sobran las razones

LA huelga general es la última opción cuando el resto de vías se han agotado y los derechos de los trabajadores están amenazados. En este país todas las huelgas generales han estado plenamente justificadas por razones de peso que exigían una respuesta contundente desde el movimiento sindical, razones cuya justicia ha quedado más que demostrada por las posteriores rectificaciones que los distintos gobiernos tuvieron que hacer.

Sin embargo, la del 29-S es de largo la que cuenta con más razones para convocarla, ya que no sólo están en jaque los derechos sociales y laborales de millones de personas trabajadoras, pensionistas, desempleadas y jóvenes, sino que se atacan los cimientos de nuestro modelo de Estado del bienestar. Desmontar este modelo supone dejar desprotegidos a los colectivos más desfavorecidos y a merced de los mercados, debilitarlo es abrir una vía de agua en el casco de la justicia social, haciendo nuestra sociedad más desigual.

Es curioso que en la cuna del capitalismo, Estados Unidos, se estén dando pequeños pasos hacia un modelo con mayores niveles de protección social mientras que las políticas del Gobierno de Zapatero van en la dirección contraria, recortando derechos y desprotegiendo a los más débiles. Una regresión social que se inició con el plan de ajuste, la congelación de pensiones y reducción de salarios de empleados públicos, el cambio de la Ley de Cajas para abrir la puerta a su privatización, los recortes en obras públicas y vivienda, y que ha culminado con la reforma laboral más agresiva que se conoce en democracia y con el anuncio de reformar el sistema de pensiones al margen del Pacto de Toledo.

Reforma laboral presentada por el Gobierno e inspirada por los mercados y las políticas más conservadoras de la Unión Europea, que tendrá un impacto negativo incalculable sobre el país, transformándolo por completo al destruir los pilares sociales y laborales que lo han sostenido en las últimas décadas. Reforma construida a base de falsedades porque no creará empleo sino que lo precarizará, facilitando y abaratando el despido, y tampoco dinamizará el mercado de trabajo, ya que deja en manos de empresas privadas la gestión del desempleo, permitiéndoles hacer negocio con la desesperación de las personas desempleadas. Además debilita la negociación colectiva permitiendo a las empresas descolgarse de los convenios colectivos, es decir, permite a los empresarios incumplir unilateralmente lo firmado con los representantes de los trabajadores. Un ejemplo de su calado: contempla la posibilidad de que un trabajador que está enfermo, con su baja laboral otorgada por un médico, pueda ser despedido por absentismo cuando el empresario lo estime oportuno. Es endiablada y destruye los instrumentos que garantizaban la protección de los derechos de los trabajadores.

Pero no nos equivoquemos, el trasfondo de todo es eliminar los muros de contención que hemos ido construyendo en estos años y que impedían a los mercados y empresarios hacer negocio a su antojo. En esta estrategia se enmarca la campaña de descrédito urdida por la extrema derecha hacia los sindicatos y los representantes legales de los trabajadores, poniendo en duda su legitimidad y papel democrático. Estrategia ampliada por algunos voceros mediáticos que utilizan argumentaciones falsas y ocultan que CCOO y UGT tenemos el apoyo mayoritario de los trabajadores expresado con su voto en las elecciones sindicales, donde también ganamos el derecho a disponer de horas sindicales para realizar aún mejor nuestra función. Esconden que este papel está consagrado en la Constitución y en varias leyes que sitúan a los sindicatos como instrumentos al servicio de los trabajadores para organizarse y defender sus derechos. Por eso somos objetivo de los ataques de esta corriente neoliberal que sabe que eliminándonos tendrá vía libre para hacer negocio a costa de los trabajadores y desempleados.

El 29-S demostraremos que no pueden con la mayoría social de este país y que no estamos dispuestos a renunciar a nuestros derechos. Diremos alto y claro que así no se sale de la crisis, que éstas no son las reformas que necesita el país, y rechazaremos preventivamente lo que está por venir en materia de pensiones y Seguridad Social. Y los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, estaremos al frente de esa marea humana, no podrán callarnos porque no lo hicimos cuando miles de sindicalistas lucharon por los derechos y la democracia jugándose su libertad y en algunos casos sus vidas. El 29-S será un día histórico, el día en el que millones de ciudadanos ganaron el pulso a los mercados, a los especuladores y al Gobierno que se ha dejado influir por ellos. Nuestras razones son justas, y así debemos demostrarlo en los centros de trabajo y las calles de Andalucía.

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