El modelo de especulación y privatización del PP ha resultado ser nefasto para esta ciudad, al tiempo que las prácticas corruptas permitían el enriquecimiento de un pequeño grupo de amiguetes con acceso directo a los despachos de la Plaza del Carmen y de las Hermanitas de los Pobres. Aunque parezca una broma, este es el nombre del edificio donde se encuentra la Delegación de Urbanismo, epicentro de la Operación Nazarí.

El mal gobierno y la corrupción han generado una enorme deuda que pesa como una losa sobre nuestro Ayuntamiento. Sin embargo, quienes mandan en esta ciudad siguen apostando por las soluciones de siempre. El PSOE local, amparado por el ministro Montoro, propone subir el IBI el 20% a la vez que, con el apoyo de PP y C's y bajo el pretexto de la falta de debate, se niegan a crear una tasa turística que han apoyado en otros momentos en Granada o en otras ciudades, y que haría innecesaria una subida tan fuerte del IBI al asumir el sobrecoste que el turismo genera en las arcas municipales. Esta medida podría favorecer a un sector clave de nuestra economía; también redundaría en una mejora general de la ciudad.

El voto del Tridente en contra de la tasa turística incluía también el rechazo de la moción por el turismo sostenible que presentó Marta Gutiérrez (portavoz de Vamos, Granada) en el pleno del pasado viernes. Aunque es evidente que el turismo es la primera industria de nuestra ciudad, es más que evidente que, como en otras cuestiones fundamentales para Granada, quienes nos gobiernan no tienen una visión estratégica clara, ni tampoco se atisba intención alguna de generar debates que puedan llegar a definirla junto con los agentes sociales implicados.

Claro que una tasa no se diseña de un día para otro, pero hace falta voluntad para abordar con seriedad tanto la situación de los presupuestos municipales como la planificación de nuestra principal fuente de ingresos y empleo. Además de la tasa, es necesario debatir en nuestra ciudad otras cuestiones fundamentales: la mejora de las condiciones laborales en el sector; la regulación y limitación de los alquileres turísticos; el rediseño de una movilidad adaptada a los barrios y a nuestra ciudad metropolitana; el control de las actividades y de la ocupación de la vía pública para disminuir los conflictos; la recuperación de la conexión ferroviaria y otras infraestructuras; el cuidado y la puesta en valor del patrimonio; y, finalmente, la descentralización del turismo para generar riqueza en los barrios y descongestionar el centro histórico. Hagamos un esfuerzo, no es tan difícil.