Señales de humo

josé Ignacio Lapido /

subidas

LA cuesta de enero es un clásico. Escribir sobre las calamidades que nos aguardan en esa intangible rampa es algo así como comerse uno de esos hojaldres que se hacen con los polvorones que sobran de las navidades: la penitencia que uno mismo se impone al inaugurar calendario. Lo cierto es que cada época del año brinda un refugio para columnistas perezosos, como es mi caso. Así, después del verano no puede faltar un artículo sobre el estrés posvacacional, y justo antes de empezar el curso, coincidiendo con la negociación de los convenios colectivos, otro sobre el "otoño caliente" que está por venir. Barrunto que este 2013 pocos convenios laborales se van a discutir, por la misma razón por la cual en el desierto del Gobi no hay problemas de entendimiento entre empresarios y trabajadores. Desde mi época de estudiante he oído que España avanzaba inexorablemente hacia la desertificación. No me podía imaginar de qué manera.

Pero no dejen que me desvíe de mi camino. De mi cuesta. Nuestros gobernantes, fieles a la tradición, suelen acompañar la entrada de año con subidas de tarifas en toda clase de impuestos, bienes y servicios. Así lo han vuelto a hacer este 2013. Suben la electricidad, la gasolina, el tabaco, el transporte, los peajes… hasta los sellos de correos. Intuyo que para que no escriban demasiadas cartas de despedida los suicidas.

Uno que no va a notar las consecuencias de estas alzas en la carestía de la vida es Rodrigo Rato, ex ministro de Economía, ex director del FMI, ex presidente de Bankia… Un hombre que acumula tantos prefijos ex en su currículo debe tener un don especial para muchas cosas. O para ninguna en concreto. Así lo han entendido en Telefónica, donde va a ejercer de asesor. Que las multinacionales fichen a políticos quemados, dimitidos o enmierdados hasta las cejas es otro clásico español. Rato ha ido a recalar a la misma empresa en la que Zaplana, Urdangarín y otros encontraron un bien remunerado acomodo. Me acuerdo de ellos cada vez que descuelgo el teléfono.

Dicen que Rato cobrará 200.000 euros por sus asesorías. Más o menos la misma cantidad que Dolores de Cospedal ha declarado cobrar el año pasado. Recordemos que esta mujer, adalid del ahorro en las cuentas públicas, ha dejado sin sueldo a los diputados castellano-manchegos. Esta es la clase de hombres y mujeres que necesita España. Que prediquen austeridad ¡que la impongan a sangre y fuego! Y que luego se lo lleven caliente.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios