Tiempos modernos

Bernardo Díaz Nosty

La suerte del superviviente

RODRÍGUEZ Zapatero iniciará hoy un segundo mandato con el viento a favor, sobreaguando la mar rizada que, en los límites de la pasada legislatura, amenazó su flotación. Una navegación muy distinta de la de 2004, cuando fue tomado por corsario y las corrientes adversas crearon sensaciones de permanente zozobra. Deriva de cuatro años que llevaron al presidente a la búsqueda de tablas de salvación que, más que reflotar, hundían. Entonces, el tiempo era bonancible, pero por la megafonía se pedía a los navegantes el uso preventivo de los chalecos salvavidas. Después de cuatro años, Zapatero es un superviviente con suerte.

En el debate de investidura, el líder socialista ha exhibido argumentos desconocidos en un primer mandato con muchos errores estratégicos y un discurso arruinado por la cortina acústica de la oposición. Ahora, no sólo ha vuelto a la lógica de gobernar para todos los españoles, sino que enarbola un principio elemental en política: el consenso como objetivo.

Al respiro que supone recobrar un tono más sosegado ha contribuido un Rajoy que mejora cuando se desprende de las muletas de Aznar, pero que, de momento, lejos de dirigirse a todos los españoles, sólo habla para su partido. Curiosamente, hay mayor consenso en el conjunto de la opinión pública sobre quién es el líder de la oposición que en el propio partido de la oposición… El sentido común del equilibrio nacional no siempre coincide con las luchas de poder de los partidos más nacionales.

Zapatero va a inaugurar un medio Gobierno, al menos por la fecha de caducidad anunciada para su primera alineación ministerial, que será el que soporte la crisis económica, con la aparente ventaja que supone una oposición por definir, aunque Rajoy no pierde la esperanza de sobrepasar los campos minados en la hacienda propia. En 2010, probablemente en plena recuperación, el segundo combinado socialista tendrá más fácil levantar el vuelo hacia 2012, aunque de lo que ocurra entonces mucho tendrá que ver si la solución a la crisis de liderazgo del PP se resuelve con aspirinas o con cirugía.

La nueva legislatura comenzó con una imagen de Zapatero en Bucarest donde se ha querido ver su soledad, por contraste con otros mandatarios que corrían tras un Bush amortizado. Quien comprometió su victoria de 2004 con la retirada de las tropas de Iraq, no hubiese lucido bien en un apéndice del álbum fotográfico de las Azores. El tiempo de Zapatero corre ahora parejo a un cambio de ciclo en Estados Unidos y, con seguridad, habrá fotografías, menos arriesgadas para el derecho internacional, que sacarán al presidente de los extrarradios de la geopolítica donde algunos lo han situado. Es la suerte del superviviente.

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