Buscando razones

josé Antonio Pérez Tapias

El sufrimiento silenciado

HAY quien se apunta los éxitos aunque sean inexistentes. El presidente del gobierno español es de ésos. Es más, todo el gobierno del PP está en la lista de quienes no tienen empacho en anotarse lo que sea, siempre que se pueda 'vender'. Es lo que ha hecho Rajoy cuando, en gesto insólito, se ha dejado entrevistar en programa de máxima audiencia. La ocasión, bien estudiada: el día en que los datos del paro registrado se presentaban favorables -nada de hablar de los desfavorables de la encuesta de población activa- y en que el barómetro del CIS daba a conocer, mediando la 'cocina' que fuere, una ventaja de más de cinco puntos del PP sobre el PSOE en intención de voto, ya próximas las elecciones europeas. No vayamos a pensar que tan favorable conjunción, que bien puede asimilarse a la mejor entre las planetarias, era casual. Todo muy causal, a la mayor gloria de un gobierno tan neoliberal como conservador, sin escrúpulos al adscribirse una recuperación que sólo ha llegado a la banca, un empleo que es mentira que esté en trance de incrementarse, un bienestar del que en falso se dice que se ha mantenido, una lucha contra la corrupción que es inexistente, un diálogo con Cataluña que no se da... ¿A quién quiere engañar Rajoy? ¿Busca incrementar el número de votantes incautos?

No hace falta escuchar a la oposición -no demasiado incisiva desde algunas de sus fuerzas, contando con que el debilitado PSOE se pueda ubicar bajo tal denominación- para ver cómo hace aguas el discurso del presidente. Basta atender a lo que dicen organismos por los que él mismo se ha dejado marcar sus políticas: tanto Bruselas como la OCDE pronostican -también con buena dosis de cinismo- que el paro seguirá creciendo en España. Y esa es la clave fundamental. Orillarla, pasarla por alto, es un insulto a la inteligencia y una ofensa a los ciudadanos.

El presidente no ha ofrecido un discurso veraz, sino propaganda, al precio de silenciar el sufrimiento de millones de parados, los cuales, contra tan interesado olvido, pueden unir sus voces para decir: "Ved/ nuestra historia, ese mar,/ ese inmenso depósito de sufrimiento anónimo,/ ved cómo se recoge/ todo en él: injusticias/ calladamente devoradas, humillaciones, puños/ a escondidas crispados/ y llantos, conmovedores llantos inaudibles/ de los que nada esperan ya de nadie...". Es Gil de Biedma quien nos presta sus versos para clamar desde ese sufrimiento acallado.

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