Dice el refrán que no puedes enseñar trucos nuevos a un perro viejo. Otro, afirma que nunca es tarde si la dicha es buena. Quédemos con el segundo. La edad no debería ser un impedimento para hacer eso que siempre hemos querido, especialmente para esa generación privada de ciertos 'lujos' en su infancia marcada irremediablemente por la guerra y sus secuelas. Ahora que las más pequeños han arrancado un nuevo curso escolar, podría ser un buen momento para que los más mayores hiciesen lo mismo y sintiesen, aún en la senectud, lo que es ser un escolar.
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